Afirman que asesinato fue premeditado

Acusado de apuñalar a su exnovia se declara inocente, pero la familia no se lo cree

Ronny Peralta sotiene la foto de su asesinada hermana, Edith Rojas.

Ronny Peralta sotiene la foto de su asesinada hermana, Edith Rojas. Crédito: <copyrite>EDLP</copyrite><person>GLORIA MEDINA< / person>

NUEVA YORK — Mientras que el acusado de haber asesinado a su ex novia el día de Año Nuevo se declaró ayer inocente de los cargos en la Corte Suprema de Manhattan, los familiares de la víctima insisten en que el hecho fue un acto premeditado.

En una breve audiencia, Jonathan Peña-Castillo, de 21 años, fue acusado formalmente por la muerte de Edith Rojas, de 19, ocurrida el 31 de diciembre de 2012. El crimen ocurrió alrededor de las 3:45 p.m., frente al 75 de la calle Thayer en Inwood, según el informe policial.

Este fue el homicidio #417 en la ciudad de Nueva York, el último por violencia domestica del año pasado.

“Por ahora no estoy preparado para hablar del caso”, dijo David Scott, abogado defensor de Peña-Castillo.

El sindicado enfrenta un cargo de asesinato en segundo grado y posesión criminal de un arma, por lo que enfrenta una condena mínima de 25 años de cárcel.

“El consiguió lo que quería”, dijo Nelly Ortega, la desconsolada madre de Rojas, quien asistió a la audiencia. “La llamaba seguido y le decía que quería ser su amigo. Eso era para que ella lo dejara acercarse, para que no le tuviera miedo y cuando vio la oportunidad la mató”.

A pesar que, según Ortega, Peña-Castillo vivía en Nueva Jersey, el acusado le dijo a Rojas que tenía un amigo en la cuadra y por eso iba seguido a visitarlo.

“Ese día le habló en la lavandería un rato. Ella ya no quería seguir hablando y se vino con el hermano menor a la casa”, indicó Ortega, sin dejar de llorar mientras miraba por una ventana del edificio donde vive en el Alto Manhattan.

“El (Peña-Castillo) los siguió y cuando mi hijo menor le dijo a mi hija que venía siguiéndolos rápido, ella no le hizo caso porque pensó que sólo quería seguir hablando”.

Según la acusación, el acusado llegó por detrás con un cuchillo y apuñaló a Rojas varias veces en la espalda y la dejó desangrándose antes de escapar.

El sujeto se detuvo en Hill Park en Inwood donde se apuñaló a sí mismo en el cuello y el abdomen con el mismo cuchillo con el que antes, presuntamente, había herido mortalmente a Rojas.

“Al escuchar los gritos miré por la ventana y vi a mi hija, tirada en el piso y llena de sangre”, recordó Ortega.

La Policía lo arrestó poco después y estuvo un tiempo vigilándolo en el hospital St. Luke por intento de suicidio.

En la corte, Ortega tuvo la oportunidad de ver frente a frente al acusado de matar a su hija.

“Lo vi y tiene una actitud de que lo puede volver a hacer… con todo lo que hizo, con todas las pruebas que hay y se declaró inocente”, indicó Ortega en forma de incredulidad. “Lo vi de frente, a los ojos y no tiene actitud de pena, de arrepentimiento. Ni la familia, aunque saben que lo hizo”.

Según Ortega, seguirá asistiendo a las audiencias “para evitar que le haga lo mismo a otra muchacha”. Para la desconsolada madre, la pena que merece el acusado es de por vida en la cárcel.

“Acabó con una familia y sin pensar, no quiero que destruya otra familia como hizo con la mía. No quiero que le cause este dolor a otra madre”, indicó sin poder dejar de llorar y mirando por la ventana a donde dijo se para varias veces al día esperanzada de ver llegar a su hija porque no acepta su muerte.

El juez Maxwell Wiley ordenó ayer que Peña-Castillo continuara preso sin derecho a fianza.

Al celebrarse hoy un mes de la muerte de Rojas, los familiares realizarán una misa en la iglesia Nuestra Señora Reina de los Mártires ubicada en el 91 de la calle Arden en el Alto Manhattan.

Peña-Castillo tiene programado regresar al juzgado de la Corte Suprema de Manhattan el próximo 17 de abril, según se informó ayer.

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