Pemex busca pistas de la tragedia (fotos y video)

MÉXICO, D.F.-—La confirmación de la muerte de Dafne Sherlyn Martínez una niña de nueve años que visitaba el edifico anexo B2 de la Torre administrativa de la paraestatal Petróleos Mexicanos se alzó ayer como el símbolo de la mala fortuna de las víctimas de la explosión del jueves cuyas causas aún están en el aire.

El procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, aclaró que será hasta en dos días cuando los peritos que encabeza podrían esclarecer las hipótesis.

En medio de la zozobra, adelantó que en el lugar del incidente se encontraron indicios de una explosión sin flama. “Fuego no hay” dijo en rueda de prensa.

“El gobierno está determinado a encontrar la verdad, sea cual sea: si se trata de un accidente, si se trata de una imprudencia, si se trata de un atentado”, agregó.

Horas antes, la madre de la niña Dafne hizo públicas las razones por las cuales la menor de edad se encontraba en las oficinas de Relaciones Públicas ubicadas en la planta baja del anexo de la Torre principal.

“Ella fue a hacer la tarea”, dijo entre sollozos Brenda Carvajal.

En el rostro demacrado de esta mujer se leía el dolor por la doble pérdida y horas de espera para confirmar la muerte de su hija y la de su esposo Omar Martínez, quien llevó a la pequeña para que presenciara el tipo de trabajo que él hacía y documentara mejor los deberes escolares.

La foto de Dafne Sherlyn con el uniforme de primaria, peinada de medio lado y una coqueta sonrisa destacó en la lista de nombres de 30 de los 33 muertos publicada ayer por el gobierno.

El Servicio Médico Forense entregó los cuerpos en medio de la indignación de los deudos por la falta de respuestas, el caos para la identificación de los cadáveres y la falta de tacto para devolverlos a sus deudos en total desfiguro.

El presidente Enrique Peña Nieto decretó tres días de luto y visitó a los lesionados internados en el Hospital Central Sur de Alta Especialidad de Pemex.

El gasto de las atenciones hospitalarias correrá por cuenta del gobierno; sin embargo el tema de posibles indemnizaciones a las víctimas es un pendiente.

Ayer, durante el arranque del primer periodo de sesiones del Congreso, los legisladores exigieron al gobierno federal aclarar el incidente que dejó también 121 heridos (contunsiones, traumatismo, desgarres, intoxicaciones).

Testimonios como los de Amos Luna, quien trabajaba en el edificio B1, revivieron una y otra vez el horror del momento de la explosión, registrada poco antes de las 4:00 de la tarde del pasado jueves, y cuya fuerza fue captada, aunque efímera y descolorida, en el registro de una cámara de seguridad que se encontraba a cuatro kilómetros de distancia.

Luna narró que ocurrió el estallido justo cuando él hablaba con su padre –también trabajador de Pemex en el edificio B2- y éste dejó de hablar.

El muchacho corrió al exterior para verificar qué ocurría. “Encontré a mi papá bajo los escombros, enterrado de la cintura para abajo y con ayuda de otra persona pude sacarlo”, cuenta. “Fue un milagro”.

La hipótesis sobre el origen de la tragedia que acabó con la vida de 10 hombres y 23 mujeres en la principal empresa del país, incluyen la acumulación de gas, el sobrecalentamiento de algunas calderas, un corto circuito o un golpe premeditado.

El procurador sólo describió las razones por las que descarta una explosión con fuego: “había papelitos y plásticos a los que no les pasó absolutamente nada y las personas no presentaron quemadura”, describió. “Pero esto no nos lleva a decir definitivamente que sucedió por una causa o por otra”.