Indígenas se resisten a recibir crudo

Para la comunidad Sani Isla en la Amazonía ecuatoriana, abrir la puerta al crudo significaría mejor educación y más ingresos, y sin embargo ha dicho no a los pozos una disyuntiva que deberán afrontar en las próximas eleciones de este mes.

Para la comunidad Sani Isla en la Amazonía ecuatoriana, abrir la puerta al crudo significaría mejor educación y más ingresos, y sin embargo ha dicho no a los pozos una disyuntiva que deberán afrontar en las próximas eleciones de este mes. Crédito: efe

Sani Isla — Para la comunidad de Sani Isla, en la Amazonía ecuatoriana, abrir la puerta al crudo significaría mejor educación y más ingresos, y sin embargo ha dicho no a los pozos, una disyuntiva que también deberán afrontar los votantes del país andino en los comicios del 17 de febrero.

Los indígenas kichwas de Sani Isla estuvieron tentados por las ofertas de la estatal Petroamazonas, pero al final optaron por la preservación de su selva, que es uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta, según explicaron miembros de la comunidad.

Los 11.6 millones de ecuatorianos llamados a las urnas tendrán que plantearse también ambas posibilidades, al votar entre ocho candidatos a la Presidencia con posturas diversas sobre el oro negro.

En un extremo está Rafael Correa, el actual mandatario, de izquierda, quien lidera las encuestas con un amplio margen e impulsa la ampliación de las explotaciones petroleras y mineras con la apertura a los taladros de áreas nuevas de la Amazonía.

Correa argumenta que esos recursos son necesarios para el desarrollo del país y enfatiza que se empleará la tecnología más avanzada para el respeto al medio ambiente.

En el otro extremo se sitúa Alberto Acosta, quien rechaza la “obsesión extractivista” del mandatario y denuncia el costo ecológico de esos proyectos.

Acosta es el candidato de una coalición de fuerzas indígenas y de izquierda que fueron aliadas de Correa. Los otros seis aspirantes se sitúan entre las posturas de uno y otro.

Para los 785 miembros de la comunidad de Sani Isla ese debate no es algo abstracto, sino que es determinante para su futuro.

Ocupan un territorio de 37,000 hectáreas en las márgenes del Río Napo, un afluente del Amazonas, aunque reclaman otras 53,000, según Patricio Jipa, uno de sus líderes, de 42 años.

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