Cuando lo usado vale muchos $$$

Los ropavejeros y vendedores de fierros viejos enfrentan dura competencia

En Estados Unidos Goodwill es uno de los lugares donde se puede encontrar desde un alfiler hasta el mejor traje.

En Estados Unidos Goodwill es uno de los lugares donde se puede encontrar desde un alfiler hasta el mejor traje. Crédito: AP

México/Notimex — Todos han escuchado el clásico grito: “se compran lavadoras, tambores, refrigeradores, estufas, colchones, microondas o fierro viejo que vendan…”, que si bien puede molestar a muchos, para las cerca de cuatro mil personas dedicadas a la compra de fierro viejo significa prácticamente una actividad de sobrevivencia, que ahora enfrenta también la competencia china.

De acuerdo con la Secretaria el Trabajo y Fomento al Empleo del Gobierno del Distrito Federal, tan solo en la capital del país hay un millón 200 mil personas dedicadas al comercio en vía pública.

De ese universo, habría cuatro mil personas dedicadas a la compra de ropa, objetos usados y fierro viejo, con ingreso promedio diario de 1.2 salarios mínimos al día, es decir 78 pesos, que al año significarían un sector de más de 114 millones de pesos, resalta el director de Registro y Evaluación de la dependencia, Miguel Cortés.

Los ropavejeros —también conocidos como ayateros porque en la antigüedad traían costales de ayate que cargaban en la espalda colgados de la cabeza—, compradores de fierro viejo y de cosas usadas, sacan en promedio casi 78 pesos, “por lo que es prácticamente una actividad de sobrevivencia”, resalta el funcionario.

Ricardo Cervantes, comprador de fierro viejo, heredó esta actividad de su padre y desde hace 28 años su familia vive de la compra y venta de todo tipo de metales y objetos que adquiere de colonia en colonia.

En una rudimentaria camioneta recorre la ciudad comprando todo lo que puede a su paso, con un altavoz y un reproductor de discos compactos pregona mediante una grabación: “se compran, colchones, tambores, refrigeradores, estufas o algo de fierro viejo que vendan”.

Es el pregón de una niña de 10 años que vive en Ciudad Nezahualcóyotl, estado de México y cuyo abuelo la grabó para su propio negocio, pero se ha popularizado entre quienes se dedican a esta actividad.

Sin embargo, “nos dicen que ya pronto hay que pagar derechos de autor, a lo mejor ya en breve la quitamos si nos quieren cobrar”, advierte Cervantes.

Ricardo compra desde artículos electrónicos como televisores viejos y estéreos que después vende; los metales los lleva a diversos depósitos que compran por kilo.

El cobre se paga entre 90 a 110 pesos según su calidad; el plomo y acero de 12 a 15 pesos; el aluminio 15 pesos las latas y 30 pesos en otras presentaciones; el fierro entre tres a cinco pesos y el bronce varía de 40 a 70 pesos el kilo, así como papel periódico a tres pesos el kilo, entre otros, refiere.

Pero no todos son metales, también adquiere antigüedades, artesanías y todo lo que vendan las personas que escuchan su grabación y lo interceptan en la calle.

Por su parte, el gobierno capitalino intenta hacer un censo de cuántas personas se dedican a esta actividad, “tenemos registrados 96 ayateros y 394 compradores de objetos varios, que son los que pasan con la camioneta comprando fierro viejo, aunque pueden ser muchos más, reconoció Cortés.

De acuerdo con integrantes de la Asociación de Compradores de Objetos Varios, en estas actividades laborarían alrededor de cuatro mil personas en la Ciudad de México y municipios de alrededor, cifra con la que concuerda Cortés.

Para Lupe Martínez G, dedicada a esta actividad desde hace cinco años, uno de los problemas que enfrentan no es sólo el mayor número de vendedores, sino que incluso, denunció, hay mafias que introducen pacas de ropa y tenis a los mercados de usado.

Dijo que se ha introducido mucho la venta de “merma”, es decir los alimentos que desechan las tiendas, como pavos, carne, legumbres y pan que no se vendieron, así como latas de todo tipo que caducaron.

“Mucha gente compra esas cosas porque no tiene para subsistir y lo que más ha llegado a los tianguis grandes son las pacas de ropa, son inmensas y se cree que provienen de China en contenedores”, dijo.

Comentó que en esas pacas hay ropa usada y también nueva, tenis chinos y “todo tipo de cosas que las dan a buen precio, 10 y hasta 50 pesos según se vea la calidad y buen estado”. Los principales tianguis son el de Santa Cruz Meyehualco, Las Torres y El Salado en Iztapalpa, al oriente de la Ciudad de México.

Ante este panorama, quizá dentro de poco tiempo el pregón “se compran lavadoras, tambores, refrigeradores, estufas, colchones, microondas o fierro viejo que vendan…”, quedará sólo como una leyenda urbana.

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