‘Los migrantes no son ciudadanos de segunda’

Senadora Amalia García dice que luchará por sus derechos

Senadora Amalia García.

Senadora Amalia García. Crédito: La Opinión

Entrevista

MÉXICO, D.F.— Amalia García tiene en sus manos un capital político como pocos en el tema que hoy encabeza en la Cámara de Diputados: sabe de qué habla, mientras toma un café capuchino en la víspera del arranque del segundo periodo de sesiones en la que participa como presidenta de la Comisión de Migración.

Creció y gobernó un estado cuya población oriunda se divide por mitad entre México y Estados Unidos desde donde empujó con éxito el hacer valer sus derechos políticos en el exterior para hacer de Zacatecas la entidad pionera del tema.

García acepta el reto de lograr lo que cinco legislaturas rezagaron: garantizar los derechos de los migrantes a votar y ser votados bajo condiciones justas, como el acceso a la credencial para votar con fotografía desde el exterior.

“Voy a lanzar una iniciativa”, adelanta.

Su proyecto incluye también la creación de una sexta circunscripción que garantizaría a los migrantes una representación en el congreso, propuesta congeladora en otras legislaturas, la última en 2008.

La diferencia de hoy es que los tiempos coinciden con la discusión de reforma migratoria en la Unión Americana marcada por el fortalecimiento de los hispanos cuyo voto fue decisivo para la reelección del presidente Barack Obama.

“La reforma migratoria es un llamado de atención bien importante para el gobierno mexicano y el Congreso de la Unión, de que el trato a quienes han salido de México tiene que ser prioritario y no pueden ser ciudadanos relegados de la agenda política”.

La conclusión de la ex mandataria zacatecana (2004-2010) es que “la falta de sensibilidad” de los gobernantes en México cambiará cuando vean un incentivo político como ocurrió en Estados Unidos.

“Son cuatro millones de mexicanos los que han solicitado la matrícula consular que, de acuerdo con las cifras oficiales, serían posibles votos si les entregaran la credencial de elector”.

Con esta bandera, esta aguda política forjada en la izquierda del país –desde el Partido Comunista al PRD- comenzará “el cabildeo” con legisladores para sacar adelante su iniciativa que nutrirá también en la reunión de consejeros del Instituto de Mexicanos en el Exterior que se realizará los próximos 9 y 10 de febrero en Los Ángeles.

Tres veces diputada federal, senadora y asambleísta en el Distrito Federal, conoce algunos caminos para llevar de la mano las múltiples caras de la migración que en México incluye la movilidad interna, la centroamericana y el retorno de repatriados.

Considera, por ejemplo, que aún cuando es “bienvenido” el debate de la reforma migratoria estadounidense, es necesaria una discusión bilateral sobre lo que se va a hacer con los padres indocumentados de hijos norteamericanos. “Podría México pedir una suspensión de estas deportaciones”.

El trato ideal que México exige a su vecino lleva invariablemente a la inmigración centroamericana: ella es partidaria de una visa transmigrante como un asunto de reconocimiento y seguridad.

“Es mejor saber quienes son, por dónde van, por donde transitan que tenerlos en anonimato”.

Más allá de estos paliativos, García es una promotora del desarrollo regional que lleve a una posible “unión” mesoamericana – México- Centroamérica- al estilo Unión Europea a largo plazo.

Lograrlo implicaría en México capitalizar a las zonas de más alta migración con recursos federales e incluso con dinero de remesas que permitiría volver productiva una parte de los más de 22,000 millones de dólares que actualmente llegan al país: “Los tres niveles de gobierno aportaría un peso por cada proyecto productivo que quieran emprender las familias de los migrantes que reciben las divisas, si ellos quieren usarlo para este fin”, dice con entusiasmo. “La idea es hacer un trabajo de atención integral, no sólo persecutorio”.

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