Una historia repetida

Nueva crisis crisis por la intransigencia a una solución equilibrada al deficit

Los recortes automáticos de presupuesto entraron en efecto. De nuevo la intransigencia triunfó en Washington, prefiriendo reducir los programas federales a toda costa en vez de tener una visión equilibrada para enfrentar el déficit.

Se repite el eterno debate de equilibrar el presupuesto sólo con recortes o con un aumento de ingresos, en este caso cerrando las lagunas impositivas que ayudan a los más adinerados reducir sus impuestos, esas que permitieron que Mitt Romney pague 13.9% de impuesto pese a un aumento anual considerable de su riqueza.

Los republicanos aseguran que con el aumento de impuestos de diciembre pasado ya es suficiente, y que ahora debe haber sólo recortes. Aceptar esta premisa va contra toda idea de equilibrio ya que, tomando en cuenta los recortes de presupuesto desde 2011 hasta esta crisis incluida, menos del 20% de los 3.5 billones de dólares proyectados durante la próxima década, proviene de los impuestos.

Los programas federales discrecionales, que no son Defensa, componen sólo el 14% del gasto federal, pero llevan el 44% del peso de los recortes. Esto significa que lo beneficiarios de programas federales desde la educación a la vivienda accesible, desde los parques nacionales a las investigaciones científicas, serán los más afectados.

La solución al problema del déficit requiere de un acuerdo con recortes de gastos, aumentos de impuestos y modificaciones en la red de protección social como Medicare y el Seguro Social. Esto requiere sacarse las anteojeras ideológicas que limitan las opciones reales que no perjudiquen a la economía, como ocurrirá en este caso.

La intransigencia en Washington es una historia repetida de la cual todos estamos cansados.

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