Víctima de ‘Stop and Frisk’ narra su odisea en corte
Nueva York Devin Almonor, el hijo adolescente de un expolicía, dijo que fue lanzado contra un automóvil encubierto y tuvo que caminar esposado hacia su casa desde la parada de autobús.
Mientras, el estudiante de medicina David Floyd -cuya nombre da pie a la demanda contra la Policía, relató que fue registrado frente a su apartamento por agentes policiales mientras ayudaba a un vecino que cerró la puerta de su vivienda
Para ambos, la experiencia fue humillante y aterradora. También dijeron que la requisa fue ilegal, porque creen que fueron detenidos por su raza. Ambos son afroamericanos.
“No soy un criminal. No cometí ningún acto criminal”, dijo Floyd, quien testificó junto con Almonor en la apertura del juicio federal que se sigue conta la práctica policial del programa “parar y requisar”.
Los testimonios continuaron ayer en el caso contra el programa de seguridad policial que cuestiona la constitucionalidad de los procedimientos bajo lo que se aplica detener, interrogar y requisar a los neoyorquinos en la calle.
La Policía ha realizado cerca de 5 millones detenciones durante la última década, la mayoría son hombres afroamericanos e hispanos.
El abogado Darius Charney del Center for Constitutional Rights, quien entabló una demanda en el 2008 en representación de Floyd y de otros tres, calificó las detenciones como una “experiencia terrible y degradante” que viola los derechos civiles de muchos neoyorquinos. La demanda colectiva busca reformas a la práctica y pide que la corte designe un monitor para que supervise los cambios.
Cerca de la mitad de las personas que son detenidas son sometidas a un interrogatorio. A otros les revisan sus bolsos o mochilas. Y a veces la Policía realiza una revisión completa. Sólo en 10% de los casos se concretan arrestos y solo en pocas ocasiones se recuperan armas.
El alcalde y el comisionado de la Policía dicen que el programa salva vidas y es una herramienta que ha ayudado a bajar el índice de criminalidad a niveles récord.
