Padres tienen el poder de frenar muertes por armas (video)

Hispanas que han perdido sus hijos a balazos no ven salida a la proliferación de revólveres y rifles

Jo Ann Soto, madre de Londell Byrd, asesinado a tiros en El Bronx en  2010.

Jo Ann Soto, madre de Londell Byrd, asesinado a tiros en El Bronx en 2010. Crédito: EDLP / Mariela Lombard

Nueva York — La muerte de un niño de seis años a causa de un disparo que le propinó su amigo de cuatro años en Toms River, Nueva Jersey, se sintió bajo la piel de miles de neoyorquinos que luchan a diario contra la violencia por armas en sus vecindarios.

La tragedia revivió hechos inexplicables de menores con acceso a revólveres y rifles en sus casas, justo ahora que en Washington el Senado discute una ley más estricta de control de armas, que requiere 51 votos para su aprobación.

Sólo en el primer trimestre del año en la ciudad, un niño de siete años llevó una pistola de bengala a su escuela en Far Rockaway, Queens, y un pequeño de cinco fue herido en el hombro con el revólver ilegal de su padre.

Una ley podría reducir el número de armas en manos irresponsables, pero el papel que desempeñan los padres en la ocurrencia de estos “accidentes” queda aún pendiente por definirse.

JoAnn Soto, puertorriqueña a quien le mataron su hijo de 17 años frente a las puertas de su hogar, cree que es una batalla perdida.

“Todo empieza en casa y si la gente no consigue oportunidades de trabajo y vive en la pobreza, las leyes no cambiarán nada”, expresó.

El asesino del hijo de Soto, tenía 18 años y había sido expulsado de su casa por su madre, luego de pegarle con un martillo a su padrastro por maltratarlo, recuerda.

La hondureña Lesly Arzú, cuyo hijo de 17 fue ajusticiado en un ritual de iniciación de pandillas cuando iba en bicicleta con su novia, tampoco ve salida a la proliferación de revólveres y rifles.

“Hoy un niño o un joven sabe muy bien cómo conseguirlos” y tenerlos en casa es sólo facilitarle el trabajo, dijo alarmada.

Por eso, mantiene estricto control sobre su otro hijo, de 15 años.

“Nuestra vida cambió 180 grados, por eso siempre le digo que las consecuencias de tener un arma les costará su futuro“, expresó la madre.

Aunque Nueva York tiene uno de los marcos legales más estrictos para regular el uso y tenencia de armamento, no hay una ley que castigue criminalmente la responsabilidad de los padres que permiten a sus hijos el acceso de estos dispositivos.

En la región hay más de 1.2 millones de personas armadas legalmente, según registros oficiales contabilizados por Gawker.com. De ésas, unas 40,000 son miembros de la New York State Rifle and Pistol Association, dijo su presidente Thomas King. En su mayoría, estas personas las usan para protección personal y practicar deportes.

Sin embargo, reconoce la directora de New Yorkers Against Gun Violence, Leah Gunn-Barret, el estado es pionero en autorizar la verificación universal de antecedentes para la compra de armamento, limitar el número de municiones y extremar las consecuencias para quienes incumplan la ley. Además, quien desee un permiso tendrá no sólo que obtener autorización estatal, sino cumplir con las estrictas reglas de la Ciudad.

“Necesitamos mejorar nuestras leyes, porque aún es cierto que en más de 69% de los hogares con niños hay al menos un arma y en 55% de ellos éstas no se atesoran en lugares cerrados y con seguro”, explica citando cifras del estudio Gun in the Family: Firearm Storage Patterns in U.S. Homes with Children, publicado en el Journal of Public Health en 2000, que asegura aún son el patrón vigente.

Un revólver o rifle en casa aumenta el riesgo de tiroteos intencionales o accidentales, destaca la activista. “En 75% de los suicidios, las víctimas encuentran el arma en casa”.

Jackie Rowe-Adams, presidenta de Harlem Mothers SAVE, otro grupo antiarmas, culpa a los padres y adultos de la falta de control.

“Es negligencia y como tal debía ser penada”, manifestó.

“Un niño puede encontrar un arma dónde y cómo sea. No hay accidente alguno, como en el caso de Nueva Jersey, porque ese niño ha sido entrenado para disparar, porque así lo ve en casa”.

A pesar de que apoya la crítica postura de defensores de las armas como la National Rifle Association, que alega que más controles no resolverán el problema de la violencia, el dueño del polígono Woodhaven Rifle & Pistol de Queens, ve con horror que ocurran tragedias que involucren niños armados.

Don, como pidió identificarse, lo considera una cuestión de “paternidad con sentido común”. Accidentes pasan, explica, “pero tener armas en un sitio inapropiado, donde hay niños sin la debida supervisión, es una falta de sentido común”.

El padre de dos pequeños de cuatro años cuenta que ellos saben que él guarda varias armas en casa, pero “no tienen idea de dónde están ni cómo acceder a ellas”.

“Tenemos un problema como sociedad, porque hay muchas familias disfuncionales y los niños están más involucrados con armas de lo que deberían estar”, pero aún así cree que la salida “no es que el gobierno nos diga qué hacer”.

Mientras, según The New York Times, en el Capitolio los augurios son que el chequeo universal de antecedentes sólo sea el posible punto de acuerdo, al tiempo que el veto a armas de alto calibre será la piedra de tranca, aún entre los demócratas de estados más conservadores.

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