Fecha límite sería el 2011

WASHINGTON, D.C.— Un proyecto bipartidista de inmigración que será presentado en breve en el Senado podría excluir de la ciudadanía a cientos de miles de inmigrantes que viven en Estados Unidos sin autorización, según un ayudante senatorial versado en el caso.

El proyecto prohibiría a todo aquel que llegó a Estados Unidos ilegalmente después del 31 de diciembre del 2011 solicitar un permiso de residencia y a la postre la ciudadanía, según el ayudante, que habló a condición de guardar el anonimato porque la propuesta no ha sido divulgada.

Además, obligaría a los solicitantes a demostrar que estaban en el país antes del 31 de diciembre del 2011, carecen de antecedentes penales y han trabajado de forma continua o disponen de estabilidad financiera, lo que haría innecesario que pidieran asistencia pública.

Esos requisitos podrían excluir a centenares de miles, de unos 11 millones que residen ilegalmente en Estados Unidos, del camino hacia la ciudadanía que considera el proyecto, según el ayudante.

Pese a que la entrada de inmigrantes sin permiso legal ha disminuido, decenas de miles siguen llegando cada año, así que muchas personas que hayan arribado después de la fecha podrían quedar excluidas. Ello podría decepcionar a los grupos activistas por la defensa de los inmigrantes, que habían esperado que pudieran aspirar a la ciudadanía todas las personas en el país que carecen de autorización para estar en él en el momento de adoptarse el proyecto de ley.

Pero los legisladores republicanos en el grupo que está negociando este asunto pidieron un rígido cumplimiento de las normas y la seguridad fronteriza a cambio de respaldar la vía hacia la ciudadanía, a la que se oponen algunos por considerarla una amnistía.

Tras meses de negociaciones a puerta cerrada, el “Grupo de los Ocho” senadores , que incluye a cuatro demócratas y cuatro republicanos, no tiene más problemas que solucionar, por lo que no se planean más negociaciones. Los detalles restantes fueron pasados a sus ayudantes, que siguen redactando el proyecto.

“Todos los temas que requieren la participación de los miembros [del panel] han sido solucionados”, dijo el senador demócrata Chuck Schumer en una declaración difundida el jueves. “Lo único que queda es la redacción.”

Su colega demócrata Dick Durbin dijo que seguramente el proyecto será presentado el martes.

La histórica legislación reestructuraría los programas que regulan la inmigración legal, exigiría a todos los patronos que verifiquen la situación legal de sus empleados, aumentaría de manera considerable la seguridad fronteriza y pondría camino de la ciudadanía millones de inmigrantes que residen ilegalmente en Estados Unidos en un proceso que podría extenderse 13 años. La reforma, una de las prioridades del presidente Barack Obama en su segundo mandato, implementaría los mayores cambios en la ley de inmigración en más de 25 años.

Las negociaciones quedaron concretadas finalmente en los dos últimos días al llegarse a un acuerdo en torno a un nuevo programa de jornaleros agrícolas y visas para los trabajadores altamente capacitados.

Algunos conservadores han afirmado tajantemente que se opondrán al proyecto con firmeza.

El senador republicano Jeff Sessions lamentó que el proyecto de ley otorgue amnistía a millones de personas pero sin reformar, en absoluto, la seguridad fronteriza.

“Es por esto que preocupa tanto que [el presidente de la Comisión Judicial del Senado, el demócrata Patrick Leahy] haya rechazado la petición republicana de múltiples audiencias, y que los miembros del Grupo de los Ocho hayan anunciado públicamente su intención de oponerse a cualquier enmienda”, insistió Sessions en una declaración difundida el jueves.

“Seguir con estas directrices equivale a reconocer que el proyecto de ley no es realizable y no resistirá el escrutinio público”, agregó.

Los activistas que defienden a los inmigrantes también se preparaban para dar pelea aunque manifestaron optimismo de que esta vez el Congreso aprobará un proyecto de reforma inmigratoria. Muchos de los que propugnan la legislación estuvieron involucrados en la anterior puja inmigratoria en 2007 cuando un proyecto falló en el umbral del Senado en pleno.

“Creo que es un progreso notable que ocho senadores ideológicamente diversos estén trabajando tan bien juntos en una cuestión tan complicada”, comentó Frank Sharry, director ejecutivo de America’s Voice, un grupo que promueve una reforma de la política inmigratoria estadounidense. “Y el hecho de que hayan producido un proyecto que puedan apoyar y defender sugiere que es el núcleo de un proyecto que finalmente se convertirá en ley.”

Una vez que se presente la legislación será considerada por el Comité de Asuntos Jurídicos del Senado, que había programado una audiencia para el miércoles, y probablemente empezará a enmendar y votar sobre el proyecto la semana del 6 de mayo. De allí, el proyecto pasará al Senado en pleno.

Tanto en el Comité como en el plenario, el proyecto podría ser modificado de modos impredecibles cuando los senadores intenten enmendarlo desde la izquierda y la derecha del espectro político. El Grupo de los ocho —Schumer, Durbin, y los senadores John McCain y Jeff Flake, republicanos por Arizona., Marco Rubio, republicano por la Florida, Lindsey Graham, republicano por Carolina del Sur, Robert Menéndez, demócrata por Nueva Jersey, y Michael Bennet, demócrata por Colorado— han discutido la posibilidad de aunar criterios para derrotar enmiendas que alteren significativamente el proyecto.

Todavía más incierta es la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, donde un grupo bipartidista también redacta un proyecto de inmigración, sin que se sepa cuándo podría tenerlo listo. Muchos conservadores en la cámara baja siguen oponiéndose a la ciudadanía para los inmigrantes que han vivido en Estados Unidos de manera ilegal.

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