La Víbora

Los Rivera siguen echándole leña al fuego y sus peleas parecen no tener fin. Ahora sí que como nunca antes, los hermanos Lupillo y Gustavo, se han dado con todo —además del famoso bate— y han sacado a relucir sus más profundos resentimientos que como siempre los hacen ver como unos auténticos corrientes, vengativos, violentos y súmele lo que pueda porque calificativos faltan. Como ahora ya no hay quien les jale la cuerda, porque Jenni era la que los traía marcando el paso, ahora ya no saben como tapar toda la mugre que dejaron ver. Gustavo, anda que no lo calienta ni el sol, pierde el control de sus actos y tiene reacciones violentas hasta con la prensa — y eso es “el más tranquilo”, según dice la familia—, el miércoles en el Ayuntamiento de Los Ángeles donde la familia fue reconocida, no andaba hasta arrebatando micrófonos de los medios; menos mal que estaba en un lugar de alta seguridad que si no, sabrá Dios como les hubiera ido a los reporteros por andar acorralando a este otro toro.

Shakira ¿agobiada por el peso?, este mujerón debería de saber que no todos los cuerpos son iguales y que pocas corren con mi suerte de quedar como barita de nardo después del parto. La colombiana dijo a los medios que perder los kilos que le dejó el bebé es lo único en su vida que la tiene “bastante estresada”, pues no veo por qué, quizá lo que trae son las hormonas todavía alborotadas, quién le manda regresar a trabajar tan rápido después del nacimiento de Milan. Además que no exagere, se ve rebién, que no peque de vanidosa y mejor que disfrute de su buena racha, que tome ejemplo de Christina Aguilera, ella ni suda ni se abochorna y eso que ella sí que está pasada de peso.

¿Y que onda con… Amanda Bynes? Otra manzana podrida. Cada vez se comprueba que una buena parte de los actores que comienzan de niños en la actuación, llegan a su juventud con excesos que les resulta incontrolables. Desde el año pasado Bynes, quien se dio a conocer por tener su propio show en Nickelodeon, hacer cine y llegar a ser entre las estrellas femeninas, una de las más famosas. Ahora resulta que esta niña está infestada de drogas en su cuerpo, que ya le provocan delirios: escucha voces, está paranoica y hasta habla sola de manera extraña. según dicen los medios. Que pena que terminen así y que a la industria del cine y la televisión no les importe, porque de alguna manera son responsables de la locura a la que llegan estos chamacos.