UFC: ‘Goyito’ Pérez apunta a la gloria
Considerado un deporte violento, peleador mexicano dice que éste le salvó la vida
NUEVA YORK No es un secreto que las artes marciales mixtas (MMA) van ganando terreno. Cada vez más adeptos siguen este sangriento deporte.
Erik ‘Goyito’ Pérez es un peleador mexicano que sueña con la gloria. Una lesión le impidió competir el sábado en el el Prudential Center, de Newark, New Jersey, que acogió el UFC 159.
Durante una charla telefónica, ‘Goyito’, nacido en Monterrey hace 23 años, explica lo bueno, lo malo, lo feo de esta práctica deportiva.
¿Desplazarán un día las artes marciales mixtas al boxeo?
“Como siempre he dicho, el box siempre va a ser box. Yo soy admirador del box, pero este deporte ha crecido bastante en los últimos cinco, seis años y creo que va a seguir subiendo… éste es un deporte que vino para quedarse y para aumentar más su rating”
¿Cómo nace tu interés por este deporte?
“Soy de México, allá este deporte era muy nuevo, casi nadie lo conocía, yo empecé a entrenar box y box-sanda, pero quería hacer otras cosas, como un poco de jiu jitsu; y me llevó a entrenar MMA. A los 16 años empecé a pelear MMA. El deporte era muy nuevo, yo no veía a muchos que lo practicaban”.
¿Cuál ha sido tu mayor éxito?
“Entrar al UFC a los 22 años, y que mis padres se sientan orgullosos de mí”.
¿Te apoya tu familia?
“Primero mis papás se enojaron porque me quise mudar (de ciudad) a los 17 años, ya casi cumplía 18, no quise entrar a la facultad (universidad), y me quise venir para acá… Yo creo que los padres a veces se enojan por miedo a que su hijo fracase en la vida y no pensaban que fuera a hacer algo en este deporte porque era muy nuevo. Pero gracias a Dios todo salió bien y ahora mis papás me apoyan siempre”.
¿Por qué el apodo de ‘Goyito’?
“Porque mi nombre es Gregorio, que cortado se dice ‘Goyo’ y como empecé a pelear muy chico, a los 16 años ya era profesional, yo todavía me miraba muy chiquito entonces como un ‘little Greg’, Goyito”.
¿Qué ha sido lo más difícil?
“Creo que todo. Primero, lo más difícil es venir a un país donde no hablo el idioma, donde no conozco a nadie y tratar de salir adelante; eso ha sido lo más difícil”.
¿Cómo enfrentaste ese reto?
“Sólo tenía en mi mente (el sitial) a dónde quería llegar; mi meta y mi sueño estaban bien fijados en mi mente”.
Además, “me venía dos meses, me regresaba a agarrar un poco de dinero, y otra vez volvía a entrenar; iba y venía, iba y venía”.
¿Todavía haces esos viajes?
“Ya tengo mi visa de trabajo, gracias a Dios, estoy permanentemente acá pero después de cada pelea me voy una o dos semana a México a visitar a mis familiares, ya que todos están allá en Monterrey”.
¿Alguien más practica en la familia?
“Yo crecí mirando el box. El boxeo en México es muy famoso, entonces yo crecí mirando al ‘Finito’ López, a (Juan Manuel) Márquez, a muchos grandes del box y quería hacer algo así, un deporte de contacto. Mi hermano más grande y yo nos metimos a lo que es box japonés, pero él tuvo que separarse un poquito por su trabajo, ya estaba grande; yo lo seguí y ahora ya es parte de mi vida, este deporte es mi forma de vivir”.
¿A qué más te dedicas?
“Sólo me dedico a entrenar y pelear. Esto es mi hobbie, es lo que amo, pero es lo que me ha salvado de muchas cosas; me gusta entrenar, me gusta pelear”.
¿De qué te ha salvado?
“Me ha salvado de muchos problemas cuando estaba chico; cuando estaba chavo tenía mucho coraje dentro de mí, siempre me peleaba; ésto me hizo agarrarlo como un deporte y ya no usarlo en la calle. Cuando entrenas este deporte, te calmas mucho. Ha cambiado mucho mi carácter, ha cambiado mucho mi manera de pensar, bueno, me ha cambiado por completo”.
Muchos califican el deporte de violento, ¿cuál es tu respuesta?
“Todos lo ven muy violento porque es demasiado nuevo este deporte, lo ven como si fueran peleas callejeras pero es menos dañino que el box, ya que aquí hay demasiadas opciones de golpeo: puedes golpear a las piernas, al cuerpo y no es tanto maltrato a la cara, al cerebro como en el boxeo; en el box sólo se puede golpear al cuerpo y a la cabeza, acá puedes tumbar, someter; digo que es menos riesgoso que el box, incluso quedamos menos dañados el cerebro que en el box. Pero todo tiene su riesgo y por eso somos atletas 100%, nos preparamos como cualquier deportista, entrenamos todos los días, de lunes a sábado, con un día de descanso, para que no lleguemos con una lesión el día de la pelea”.
¿Hacen pruebas de dopaje?
“Así es. De hecho, es igual que en el box, a todos los peleadores nos checan; tenemos el antidoping, todo es muy bien checado para pelear, siempre nos chequean que no tomenos drogas, que no hagamos nada que no sea legal”.
Un mensaje a quienes no siguen las artes marciales mixtas
“Que traten de ir, que es una experiencia que nunca van a olvidar y créanme, les va a gustar bastante”.
El muchacho que un día quiso ser boxeador participó en cuatro peleas a nivel amateur ahora entrena entre cinco y seis horas diarias, con un día de descanso, con la única meta de lograr la gloria en las jaulas de UFC.