Marco Antonio Muñiz dice adiós a Puerto Rico

El cantante se despide del lugar que lo lanzó a la fama.

El cantante mexicano Marco Antonio Muñiz, que esta semana se despide de Puerto Rico con dos presentaciones, agradece a sus seguidores en la isla haberle ayudado a convertirse en una leyenda de la música latina

“Cuando estoy en México pienso que estoy aquí y cuando estoy aquí pienso que estoy en México”, abrió Muñiz la entrevista con Efe en un hotel de San Juan donde hace más de 50 años inició su carrera profesional.

El legendario artista ofrecerá sus últimos espectáculos, “Homenaje a las madres, Marco Antonio Muñiz: La despedida”, el jueves en la Plaza de Mayagüez, localidad al oeste de la isla caribeña, y el sábado en el Paseo de las Artes de Caguas.

“Estoy diciéndole adiós a Puerto Rico, profesionalmente. Dignamente quiero que me recuerden con una garganta y con canciones que se grabaron al principio. No quiero causar lástima por estar aferrado a mi carrera”, afirmó.

Muñiz, hijo de María Vega, a quien describió como “una madre modesta y espléndida”, relató que se fue de casa a los 13 años para cantar “en cantinas, tandas y donde hubiera oportunidad. Ahí estaba yo”.

“Nunca tuve un sueño. Si hubiera tenido el sueño de venir a Puerto Rico, se me trunca. Siempre he tenido la gracia de conseguir las cosas sin tener que llamarlas”, reflexionó.

“El borimex” -mezcla entre boricua y mexicano-, como se describe Muñiz por los lazos “muy emocionales” que ha tenido con Puerto Rico, dijo que en la isla ha recogido aplausos y vivido cosas bellas.

El intérprete de éxitos como “Adelante”, “Compréndeme”, “Capullito de alhelí” y “Por amor” relató que la unión sentimental y profesional con los puertorriqueños ocurrió después de separarse del grupo Los Tres Aces, en 1960.

“Me quedo solo, sin nada, con una mano adelante y otra atrás”, describió Muñiz aquel momento, pero aclaró que posteriormente empezó a cantar en el Teatro Blanquita, en Ciudad México, donde los productores le pagaban $5 diarios.

Sin embargo, un familiar de la legendaria figura de la televisión puertorriqueña Tommy Muñiz contrató al cantante mexicano, al que pagaba por entonces $800 semanales.

Luego, el llamado “Lujo de México”, comenzó a grabar canciones que lo llevaron al estrellato.

Muñiz recordó que un ‘discjockey’ traía a Puerto Rico las grabaciones para que las emisoras de radio emitieran sus canciones.

“Bendito sea, nunca supe quien era, pero es como el ángel guardián”, dijo Muñiz.

Después fue invitado a interpretar sus primeras canciones en el programa de televisión “El show del mediodía”, dirigido por el fenecido Luis Vigoreaux en el canal de WAPA-TV en sus antiguas instalaciones en Puerta de Tierra, en el Viejo San Juan.

Además, Muñiz se presentaba en varios hoteles de la capital puertorriqueña y en especial en el Caribe Hilton, donde cantó durante 38 años.

“La primera puerta que se abrió en mi vida fue justamente este pueblo. Y de allá para acá dije que no podía irme”, admitió Muñiz, quien dijo además que el cariño hacia Puerto Rico ha sido tan grande que en 1965 compró un terreno en la isla.

Recordó además que la primera vez que visitó a Nueva York, en 1953, para ser el corista de la cantante argentina Rosita Quintana, en el Teatro Puerto Rico, pasó por el Carnegie Hall y jamás pensó que alguna vez fuera a actuar en el mismo.

Eso ocurrió cuando el cantante boricua Danny Rivera lo invitó a uno de sus conciertos.

“Me volví loco, y cuando salí a ese escenario y ese público se puso de pie no pude contener las lágrimas. Nunca me esperé nada, todo me ha venido gracias a la vida y gracias a papá Dios”, puntualizó Muñiz.

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