Muere Videla, el símbolo de la dictadura

Jorge Rafael Videla en una de sus últimas apariciones es escoltado a una prisión.

Jorge Rafael Videla en una de sus últimas apariciones es escoltado a una prisión. Crédito: Fotos AP

BUENOS AIRES — El exdictador argentino Jorge Rafael Videla falleció ayer de muerte natural en el centro penitenciario bonaerense de Marcos Paz, donde cumplía prisión perpetua por delitos de lesa humanidad. Tenía 87 años.

La agencia oficial de noticias Telam informó que el director del Servicio Penitenciario Federal, Víctor Hortel, confirmó el deceso del exmilitar que llegó al poder en 1976 tras un golpe de Estado y fue presidente hasta 1981, y simbolizó la dictadura más sangrienta de Argentina.

Videla cumplía dos condenas de prisión perpetua en el penal a unos 50 kilómetros de Buenos Aires. Le fueron impuestas en 2010 y 2012 por distintas violaciones a los derechos humanos y su responsabilidad en la sustracción de hijos de personas desaparecidas que eran entregados a familias afines al régimen militar (1976-1983).

Gastón Chillier, director ejecutivo de la entidad humanitaria Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), dijo que Videla simbolizaba el “terrorismo de Estado practicado en la última dictadura” y que las dos condenas que recibió representan “la consolidación del sistema de justicia para los crímenes de lesa humanidad implementado por los tribunales nacionales, un proceso que varios países de América Latina están llevando adelante”.

Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo, la organización que busca a cientos de niños robados en la dictadura, dijo en tanto a medios de prensa que “la historia evaluará el genocidio y el oprobio de la dictadura cívico-militar que Videla encabezó y de lo que no se arrepintió”.

Las organizaciones de derechos humanos de Argentina celebraron aquí que el ex dictador Jorge Rafael Videla haya muerto condenado y no impune por los crímenes que cometió durante su gestión entre 1976 y 1981.

“Me quedo un poco más tranquila porque un ser despreciable ha dejado este mundo”, dijo la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. Agregó que “la historia seguramente considerará el genocidio que hemos sufrido los argentinos, el oprobio de una dictadura cívico-militar como la que él encabezó, de la que no se arrepintió y que reivindicó”. Nora Cortiñas, dirigente de las Madres de Plaza de Mayo, aclaró a su vez que “la muerte uno no festeja. Nosotros nos alegramos cuando se hace justicia. Murió condenado, no murió torturado, no murió vejado, murió acusado de los crímines horrendos que cometió”.

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