Renace el béisbol

Yadier Molina, Carlos Beltrán, Angel Pagán y Alex Ríos sacan la cara por P.R.

Yadier Molina, el estandarte de Puerto Rico en el pasado Clásico Mundial, ondea el símbolo patrio, en el estadio de los Gigantes de San Francisco, sede de la final.

Yadier Molina, el estandarte de Puerto Rico en el pasado Clásico Mundial, ondea el símbolo patrio, en el estadio de los Gigantes de San Francisco, sede de la final. Crédito: AP

NUEVA YORK — El béisbol puertorriqueño recobró un inusitado interés este año. Y todo gracias a la actuación de su combinado en el III Clásico Mundial.

Venido a menos desde hace más de una década, Puerto Rico ‘sorprendió’ si cabe el término, llegando a la final del evento que tuvo lugar en marzo y terminó ganando República Dominicana.

Con pocas estrellas de las Grandes Ligas, la novena de la ‘Isla del Encanto’ estuvo a un paso de coronarse en el torneo organizado por MLB y que por primera vez contó con el aval de la Federación Internacional de Béisbol.

En la final, disputada en San Francisco, el representaqtivo de Puerto Rico sucumbió 3-0 ante la potente Quisqueya, que se convirtió en el primer equipo en terminar invicto, al ganar los ocho juegos, dominando a los oponentes 36-14.

Puerto Rico comenzó la disputa del Clásico en su suelo, pero pocos creyeron que podría superar la fase de grupos, pues el sorteo lo dejó en el llamado ‘Grupo de la Muerte’, integrado además de República Dominicana, por Venezuela y España. Pero victorias sobre estos dos últimos permitieron a Puerto Rico avanzar a la segunda etapa del Clásico, instancia en la terminó su odisea los dos eventos previos.

Este año, el combinado boricua se vengó de Estados Unidos, que los había eliminado y llegó a semifinales. Sin descanso ni preparación y tras un vuelo de costa a costa (Miami a San Francisco), contra todo pronóstico, la novena borincana se impuso a Japón, los bicampeones y favoritos para pelear por un tercer título.

La caída de Puerto Rico ante Dominicana por 3-0 en la final, no fue tomada como un traspié; al contrario, el segundo lugar sirvió para que renazca del amor por la pelota en la Isla.

Las palabras de Angel Pagán no podían ser más elocuentes. “Este momento era necesario para mi país… El béisbol está de vuelta a Puerto Rico y eso es lo que cuenta”, dijo Pagán, quien contribuyó con 12 incogibles en el Clásico, un récord para Puerto Rico.

El guardabosques de los Gigantes —que cinco meses antes ganaron la Serie Mundial, a Detroit— destacó la unidad que el béisbol trajo a la isla.

Según reportes, en los momentos finales del triunfo sobre Japón, el 74% de los televisores en Puerto Rico sintonizaron el juego, siendo el evento deportivo de mayor sintonía en la isla en el último año.

“A través del deporte, hemos podido unir al país”, manifestó Carlos Beltrán, quien defendió al combinado borincano en los tres Clásicos.

Al inicio de la presente campaña, las Mayores anunciaron que 13 peloteros puertorriqueños estaban en el roster de los equipos, una cifra que subió levemente respecto a 2012, pero se queda lejos de los 57 que tuvo en 2002. Entre 1988 y 2008, 30 fue un promedio consistente.

Para nadie es un secreto el éxito que han tenido los receptores en las Grandes Ligas. Yadier Molina, de los Cardenales de San Luis, puede ser considerado el de mayor éxito entre los jugadores boricuas del momento: fue uno de los bastiones para el éxito en el Clásico y suma dos anillos de Serie Mundial.

En la pasada cita mundial, con sólo dos lanzadores con experiencia en Grandes Ligas (Xavier Cedeño y el veterano J. C. Romero) el menor de los tres hermanos Molina supo guiar a los pitchers hasta la final.

Yadier ayudó también a los Cardenales a ganar dos Series Mundiales (2006 y 2011), destacando detrás del plato y con el bate.

El séptimo juego de campeonato de la Liga Nacional de 2006 es un triste recuerdo para los seguidores de los Mets, pues Molina conectó jonrón de dos carreras en la parte alta del noveno inning, su equipo se fue arriba 3-1, marcador que los llevó a disputar el ‘Clásico de Otoño’, que ganaron a los Tigres de Detroit en cinco partidos.

Yadier —que debutó en las Mayores en 2004, año que San Luis también llegó a la Serie Mundial que se llevó Boston— ha ganado cinco Guantes de Oro consecutivos (2008-2012); también fue seleccionado a cuatro Juegos de Estrellas (2009-2012).

Aunque es considerado uno de los mejores bateadores de las Grandes Ligas, Carlos Beltrán no ha cosechado el éxito de Molina, su actual compañero en los Cardenales.

Su comienzo en la ‘gran carpa’, en 1999 con los Reales de Kansas City, fue sumamente auspicioso, al ser seleccionado como el ‘Novato del Año’.

En junio de 2004, fue enviado a los Astros de Houston. Mientras defendía a los Reales fue seleccionado como jardinero titular en el Juego de Estrellas de ese año; no obstante, tras el canje se le negó la oportunidad de participar en el mismo. Pero se hizo justicia cuando Ken Griffey Jr. se lesionó y el boricua lo sustituyó. Beltrán se convirtió en el primer pelotero en ser seleccionado para el Juego de Estrellas por un equipo pero defendió a otro.

En la postemporada de 2004, Beltrán conectó ocho jonrones, empatando el récord establecido por Barry Bonds. En el quinto juego de la serie divisional contra los Bravos de Atlanta conectó dos jonrones; después, la botó del parque una vez en cada uno de los cuatro primeros partidos de campeonato de la Liga Nacional contra los Cardenales, incluyendo un vuelacercas ganador en el cuarto juego. Así, estableció una nueva marca conectando jonrón en cinco juegos de playoffs consecutivos.

Esa brillante actuación le abrió las puertas a un gran contrato con los Mets por siete años y $119 millones.

El 2006 fue una campaña especial para el jardinero nacido en Manatí que no sólo destacó en su tercer Juego de Estrellas; en julio, Beltrán conectó tres jonrones con las bases llenas, convirtiéndose en el tercer jugador de los Mets en lograr esa hazaña en una temporada.

Los 41 vuelacercas de Beltrán igualaron la marca de los Mets establecida por Todd Hundley en 1996. Con las 127 carreras anotadas se ubicó al tope del club en ese segmento en un año. Asimismo, ganó el Bate de Plata; recibió su primer Guante de Oro y fue nombrado el mejor jardinero central del ‘Viejo Circuito’, quedando cuarto en la votación al MVP de la Liga Nacional, detrás de Ryan Howard, Albert Pujols, y Lance Berkman.

En la postemporada, Beltrán bateó tres jonrones en la serie de campeonato contra San Luis. No obstante, todos esos logros quedarán en el libro de récords, porque el jardinero será recordado por quedarse inmóvil, con las bases llenas, en el que fue el último out de la serie de la campeonato de la liga, poniendo fin a la temporada de los Mets. Días más tarde, los Cardenales se llevaron la Serie Mundial.

Beltrán fue seleccionado a siete Juegos de Estrellas y ha ganado tres Guantes de Oro y dos Bates de Plata. También es miembro del selecto club 30–30: bateado 30 jonrones y robado 30 bases en una campaña.

De la Isla también han salido jardineros que brillan con luz propia. Uno de ellos es Angel Pagán, que saboreó las miles de la gloria en San Francisco, a donde fue enviado tras su segunda estancia con los Mets.

Nacido y criado en Río Piedras, Pagán atribuye su éxito en las Grandes Ligas a su mamá Gloria, quien jugó en un equipo de sóftbol de varones e instó a su pequeño a que practicara el deporte.

“Era difícil que de ese lugar saliera una persona buena”, declaró Pagán, apodado ‘El Caballo Loco’. “Muchos amigos míos no pudieron sobrevivir a ese mundo. Pero mi madre me hizo lo suficientemente fuerte como para olvidarme de esa ruta y seguir el camino positivo”, indicó Pagán, quien practicó también baloncesto y boxeo, pero decidió seguir con el béisbol porque sentía algo especial.

Firmado inicialmente por los Mets, en enero de 2006 Pagán fue enviado a los Cachorros de Chicago, novena con la que debutó en abril de ese año. El 2 de julio, ante los Medias Blancas, el guardabosques conectó sus dos primeros jonrones en la ‘gran carpa’, convirtiéndose en el primer pelotero en cosechar ese logro en el día de su cumpleaños.

En enero de 2008, Pagán estaba de vuelta con los Mets, y lució esa camisa hasta el final de la campaña 2011; pero en diciembre el guardabosques fue transferido a los Gigantes de San Francisco, siendo pieza clave en la conquista de la Serie Mundial de 2012.

Además, estableció un récord de la franquicia conectando incogible en casa (28); que antes pertenecía a Mike Donlin (26) con al menos un hit desde 1905-1906, cuando el equipo estaba en Nueva York.

El 15 de septiembre de 2012, Pagán rompió el récord de los Gigantes de más triples en una temporada (13).

A pesar de haber nacido en Coffee, Alabama, Alex Ríos ha defendido al combinado de Puerto Rico en los Clásicos Mundiales. Aunque en el pasado evento, Ríos, de 32 años, no estuvo fino con el bate, su jonrón de dos carreras contra Japón envió a su equipo a la final.

El hoy jardinero de los Medias Blancas de Chicago, fue seleccionado a dos Juegos de Estrellas de 2006 y 2007, año en que fue nombrado el mejor jugador de los Azulejos, su primer equipo en las Mayores.

El 7 de agosto de 2009, Toronto puso a Ríos en la lista de disponibles y tres días después fue reclamado por los Medias Blancas.

Geovany Soto es otro receptor que salió de la ‘Isla del Encanto’. Hoy defiende a los Rangers de Texas, equipo al que llegó tras pasar con los Cachorros desde su debut en 2005 hasta mediados de 2012.

Su mejor actuación fue durante su primera temporada completa con Chicago, en 2008. Su descollante actuación le permitió ser el receptor titular de la Liga Nacional en el Juego de Estrellas. Y al final se hizo acreedor al premio de ‘Novato del Año’ del ‘Viejo Circuito’, tras batear para .285 con 23 jonrones y 86 impulsadas.

Ese mismo año, se hizo acreedor al premio ‘Pedrín Zorrilla’, que se entrega al más destacado pelotero puertorriqueño en las Grandes Ligas.

Estuvo detrás del plato en el juego sin hits de Carlos Zambrano contra Houston, en el Miller Park de Milwaukee, donde se jugó el partido por culpa del huracán Ike.

El 30 de julio pasado, Soto fue enviado a los Rangers, club con el que disputó 47 partidos en 2012.

Con los Cachorros usó el No. 58 (2005-2007) y 18 (2008-2012). Con los Rangers viste la camisa No. 8.

Este es sólo un manojo del talento beisbolero del momento, que ha salido de Puerto Rico.

Todo hace pensar que vendrán años mejores para el béisbol puertorriqueño.

Con el aporte de las Grandes Ligas y Carlos Delgado, el pasado mes de abril tuvo lugar el denominado ‘Torneo de Excelencia Víctor Pellot’, que dio la oportunidad a que jugadores amateur de la isla exhiban su talento ante ‘scouts’ de las Mayores. ¡Por algo se tiene que empezar!

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