A la merced de la extrema derecha

Varios miembros de la Cámara de Representantes han empezado a crear sus propias propuestas y amenazan con a llevar la reforma migratoria hacia la extrema derecha

En marzo, un grupo bipartidista de la cámara anunció que presentará un proyecto de ley para reformar el sistema de inmigración.

Ahora, Raúl Labrador (R-Idaho), uno de los miembros del grupo de ocho, decidió separarse y crear su propia propuesta. El congresista quiere exigir a los inmigrantes que se legalicen, a que participen en la compra de seguros de salud bajo la reforma federal, sin los subsidios designados a residentes. En el momento, Labrador va a trabajar con otros miembros del comité judicial de su partido.

Tres republicanos permanecieron en el grupo de los ocho y prometieron seguir adelante con una propuesta comprensiva. Pero ellos tendrán que competir con sus colegas republicanos para lograr obtener votos para el proyecto de ley bipartidista.

Los congresistas Mario Díaz-Balart (R-Fla.), John Carter (R-Tex.) y Sam Johnson (R-Tex.) sirven a estados con constituyentes latinos elegibles para votar. Estos entienden las consecuencias de una reacción de este sector. Labrador, quien es latino, y abogado de inmigración, representa un estado donde la comunidad latina ya tiene un poder electoral decisivo, específicamente en su distrito1 de Idaho. Con sobre 60,000 latinos elegibles, el debe estar atento a las posibles consecuencias de llevar la reforma a la derecha.

Esta táctica de dividir y conquistar puede tener ramificaciones serias. Al final, puede que haya de todo menos una reforma migratoria, o al menos eso es lo que algunos congresistas y grupos extremistas quieren.

Pasar una reforma migratoria es importante para la administración de Obama, los demócratas y los republicanos, pero tienen que ofrecerle al público y a los millones de inmigrantes en espera una ley, y no 2,000 páginas que expliquen lo poco que les importa integrarlos a la sociedad y como serán exprimidos económicamente para satisfacer los intereses de una minoría.

El gobierno de los Estados Unidos es firme en no negociar en casos de secuestro con los autores responsables. Un grupo de senadores y representantes hoy día están secuestrando la conversación, el proceso y la visión hacia una reforma migratoria comprensiva.

Defensores de una reforma a y el público deben unirse y poner presión en los funcionarios electos, que parecen querer sabotear, lo que debe ser una reforma política sensata y humana.

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