Buscan reabrir antigua estación de LIRR

La estación del tren fue clausurada en 1985 por falta de pasajeros.

La estación del tren fue clausurada en 1985 por falta de pasajeros. Crédito: <copyrite>EDLP</copyrite><person>Humberto Arellano< / person>

Nueva York — Funcionarios electos y autoridades del sistema de trenes Long Island Rail Road buscan el consenso público para reabrir una antigua estación en el vecindario de Elmhurst, Queens.

El servicio, que era parte de la línea de Port Washington, fue clausurado en 1985 por la disminución de pasajeros, pero según el Censo 2010 el vibrante barrio registró un incremento de la población de 45% entre 1980 y 2010. Algunos residentes opinaron que la reapertura de la estación, en la esquina de Broadway y la Avenida Whitney, podría generar un auge económico y mejor acceso al transporte.

Se estima un viaje de entre 30 y 40 minutos en los trenes M y R desde Elmhurst hacia Midtown. Con el servicio de LIRR –con destino a la estación Penn- el tiempo se reduciría a la mitad.

“La reapertura creará puestos de trabajo y ofrecerá impulso económico a las pequeñas empresas. Los visitantes disfrutarán de la riqueza cultural que Elmhurst ofrece”, dijo el congresista Joe Crowley.

Helena E. Williams, presidenta de LIRR, planteó que las mejoras al Puente Broadway, situado junto a la estación, garantiza la estructura para una nueva estación. Indicó que el proyecto costaría unos $30 millones –ya previstos en el presupuesto de la agencia- e incluiría dos plataformas, escaleras y ascensor, cámaras de seguridad y máquinas expendedoras de boletos, entre otros servicios.

Para determinar la viabilidad del proyecto, residentes de Elmhurst recibirán por correo una encuesta, que está disponible en inglés, español y mandarín.

“Los resultados servirán para determinar la demanda de la comunidad por los servicios, lo que permitirá a LIRR evaluar la posibilidad de la reapertura de la estación”, explicó Williams, quien urgió a la comunidad participar en el estudio.

“Podría ser muy bueno para la economía local, como en Woodside, que gracias a las estaciones de los trenes los comerciantes se mantienen con buenos ingresos”, opinó el mexicano Eduardo Buenabad, dueño de una bodega en el área. “Sería un centro concurrido y lo que muchos pequeños empresarios necesitamos son clientes”.

La colombiana Elizabeth Mateo, quien trabaja como mesara, coincidió con Buenabad.

“El vecindario es tan diverso que se puede encontrar cocina de Asia, Latinoamérica y hasta África. La estación sería nuestra ventana para ser vistos”.

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