Preparándonos para otro huracán

El huracán Sandy todavía se siente como si hubiese impactado el día de ayer. Para muchos de nosotros/as, no hace mucho que buscábamos refugiarnos de la tormenta y que vimos como destruía nuestras comunidades a su paso. Muchos y muchas de nosotros/as recién estamos empezando a recuperarnos.

La temporada de huracanes comienza nuevamente y la amenaza de nuevas tormentas acecha en los próximos meses. No estamos solas en nuestra preocupación, compartimos estas preocupaciones con miles de personas, especialmente aquellos y aquellas padeciendo situaciones de pobreza en el mundo entero.

El cambio climático ha incrementado la frecuencia y la intensidad de los desastres naturales como los huracanes. El huracán Sandy expuso profundas e inquietantes desigualdades en nuestras comunidades. Desde Staten Island a las Rockaways, mucha gente que no cubría sus necesidades básicas incluso antes de la tormenta encontró sus viviendas destruidas y sus barrios inundados.

En todo el mundo, las mujeres en comunidades empobrecidas han venido padeciendo una realidad similar durante muchos años. Cuando un huracán impacta, cada persona en su camino está en riesgo. Sin embargo, por la discriminación y pobreza que padecen, las mujeres son las que usualmente reciben un peor impacto por este tipo de desastres.

Esto se debe a que las mujeres a nivel mundial representan el 70% de la población que vive en situación de pobreza. Cuando las viviendas son destruidas y las vidas impactadas por desastres naturales, las mujeres pobres muchas veces no cuentan con recursos suficientes para la reconstrucción.

Además, las mujeres en las comunidades donde no participan en espacios públicos, tienen limitado el acceso a las alertas de desastres e información de emergencia. Esta es la causa en parte por la cual las mujeres tienen aproximadamente tres veces más probabilidades que los hombres de morir en desastres climáticos.

Pero las mujeres no solo están en riesgo. Ellas son líderes en sus comunidades y poseen un extenso conocimiento de las necesidades en caso de emergencia y la mejor manera de resolverlas. Existen innumerables ejemplos de mujeres inspiradoras que han protegido a sus comunidades de huracanes y otros impactos del cambio climático, pero aquí les presentamos solo dos casos.

Cuando un huracán se dirigía a una pequeña comunidad rural de la Costa Atlántica en el norte de Nicaragua, la población no fue alertada. Aislados y marginalizados por la pobreza, no poseen acceso a las alertas del gobierno. Pero una mujer indígena, Rose Cunningham, que escuchó la noticia en la radio, salvó sus vidas. Rose se subió a un bote gritando mensajes de alerta a lo largo de las comunidades a la orilla del río. Gracias a Rose, la población tuvo la oportunidad de reunir a sus hijas/os y buscar un lugar seguro.

¿Qué pasa en Haití un país que diariamente se enfrenta a terribles tormentas? Las tormentas han provocado inundaciones masivas, muchas veces contaminando las fuentes de agua, una situación delicada en un país que está en estado de emergencias por cólera. Pero las mujeres se movilizaron recolectando víveres como cubos de agua y cloro para purificar el agua. Crearon simples pero eficientes kits contra el cólera para distribuir a las familias que aún vivían en las tiendas de campaña desde el terremoto del 2010.

Los peores momentos sacan lo mejor de nosotros y nosotras. Después del huracán Sandy, fuimos testigos de maneras creativas e inspiradoras que la gente ha creado para ayudar a sus vecinas y vecinos, con alimentos, refugio y expresiones de solidaridad. Aquí en Nueva York y en todo el mundo, debemos aprender de estos ejemplos para construir nuestra fortaleza para enfrentarnos a la próxima tormenta.

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