Aumentan las hispanas en NY que renacen en el Islam

Aunque las critican y les llaman ninjas, árabes, talibanas y hasta “pone bombas”, estas latinas nos revelan por qué cambiaron

En el orden acostumbrado, Sadia Irfan, Vanessa Rivera-Abusaker y Sussie Lozada, mientras relatan sus experiencias tras convertirse en musulmanas.

En el orden acostumbrado, Sadia Irfan, Vanessa Rivera-Abusaker y Sussie Lozada, mientras relatan sus experiencias tras convertirse en musulmanas. Crédito: Especial / Víctor Matos

NUEVA YORK — Cada vez más latinas se convierten a la religión musulmana, pero al mismo tiempo aumenta el rechazo que enfrentan por parte de miembros de la comunidad hispana.

Calificativos como ninjas, árabes, talibanas y hasta “pone bombas” son sólo algunos que Vanessa Rivera-Abusaker, Sussie Lozada y Sadia Irfan reciben en lugares públicos por su vestimenta.

“Una niñita me llamó terrorista”, recordó Rivera-Abusaker, puertorriqueña de 37 años que hace seis años y medio cambió de religión. “Uno es un ser humano y se siente ofendido”, cuando recibe esos ataques de ignorancia.

De acuerdo con un reporte anual de Why Islam, un proyecto dedicado a propagar la religión musulmana, cerca de 19% de 3,000 conversiones al islamismo realizadas en 2011 fueron de latinos. De este grupo, 55% fueron hispanas.

Desde el año 2000, el número de mujeres que asumieron el islam incrementó en 8%, según una encuesta entre 524 mezquitas del país de 2011.

Aunque Rivera-Abusaker —antes evangélica— se casó con un musulmán hace siete años, fue por iniciativa propia que decidió estudiar el islam. “Mi esposo nunca me presionó. Me dio curiosidad, fui aprendiendo y me gustó”, dijo la mujer que es maestra de primaria en El Bronx.

A diario, personas hispanas cuestionan el por qué sigue una religión que no es de su cultura. “Por eso que debo aprender más del Corán para explicarle a la gente”, precisó.

Vestida con un velo color fucsia que cubre su cabeza y una túnica que no deja ver su piel, a Rivera-Abusaker no le molesta su vestimenta.

“Antes de convertirme a musulmana en mi cuadra me decían ‘adiós mami’; ahora sólo me dan el saludo en árabe”, expresó. “Me siento respetada y tratada como un ser humano”.

Hace tres años, Sussie Lozada, dominicana de 52 años, se convirtió al islamismo por la tranquilidad espiritual que la religión le ofrecía.

“Nunca fui religiosa y eduqué a mis tres hijos en la escuela católica”, dijo Lozada. “Antes de convertirme, venía a la mezquita y me di cuenta que los musulmanes no tenían nada que ver con cómo la gente los percibe”, puntualizó.

Reconocida líder comunitaria y sindicalista, Lozada fue la primera mujer no islamita en laborar en campañas a favor de la comunidad islamita. “Trabajé para que el sistema escolar público reconociera los días musulmanes como festivos”.

El profesor de Iglesia y Sociedad del Union Theological Seminary de la Universidad de Columbia, Samuel Cruz, citó dos razones básicas por las que las latinas se cambian al islamismo.

“La tradición islámica es mucho más concreta y lidia mucho más con la situación cotidiana”, expresó. Otro aspecto es el del respeto. “Si bien a las mujeres las limita en su manera de vestir, aunque puede verse como opresión, ellas se sienten respetadas”.

Por curiosidad, Sadia Irfan, de 31 años y de origen mexicano, estudió la religión por siete años, antes de abandonar el catolicismo y hacerse devota hace unos 18 meses.

“Quería estar segura de lo que estaba haciendo y me convencí que hay un solo Dios”, enfatizó la mujer casada con un islamita hace dos meses. Su conversión le costó que la mayoría de sus amistades se apartaran, por pensar que lo hacía obligada.

Madre de cuatro hijos (de una relación anterior) y estudiante de asistente de enfermería asegura que caminar con el velo le resulta una aventura, porque ha sido discriminada en lugares públicos.

“La gente hispana dice cosas pensando que yo no los entiendo. Yo sólo los veo y pienso que Dios todo lo mira”, exclamó.

Las tres mujeres, que conformaron el grupo “Renaciendo en el Islam”, se reúnen a orar al menos una vez por semana en la mezquita de El Bronx, donde asisten alrededor de 15 latinas.

Wilfredo Amer Ruiz, abogado del Consejo de Relaciones Islámico-Americanas (CAIR), explicó que más latinos se están convirtiendo por curiosidad intelectual.

“Después de lo ocurrido el 11 de septiembre y gracias al bombardeo mediático, la gente quiere saber más sobre los musulmanes y a algunos les gusta y se quedan”, apuntó el puertorriqueño que profesa el islamismo desde 2003.

  • El velo, llamado “hiyab”, significa modestia, pero también simboliza ser musulmana.
  • El vestido debe cubrir la totalidad del cuerpo, para evitar las miradas de otros hombres que no sean sus esposos.
  • Los hombres no pueden ni abrazar ni tocar a una mujer cuando la saludan.
  • Hombres y mujeres no pueden orar en el mismo cuarto.
  • Se prohíbe comer cerdo.
  • 12% de los nuevos musulmanes en EE.UU. son hispanos. Hay unos 200,000 islamitas latinos que viven, principalmente, en Nueva York, Chicago, Los Ángeles y Miami.

El Ramadán comienza el martes 9 de julio este año.

Durante un mes, ningún musulmán puede ingerir alimento o agua desde que sale el sol hasta que cae, para experimentar lo que siente la gente que no tiene nada que llevarse a la boca.

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