La necesidad en los EEUU de un Sistema Internacional

Desde su nacimiento como nación, EE.UU. adoptó como suyo un sistema de unidades británico y lo mantiene vigente.

En aquel tiempo era normal que cada país tuviera su propio sistema de unidades. Aunque algunos tenían semejanzas entre sí, en conjunto, todos resultaban diferentes. Para conjurar las graves dificultades que ello traía consigo se dio inicio a la búsqueda de un sistema universal que pusiera fin a la gran diversidad y que terminara con las discrepancias que muchas veces mellaron las buenas relaciones internacionales de la época.

En 1791 Francia instituyó una propuesta a la que denominó Sistema Métrico Decimal que en España fue aceptada y declarada de uso obligatorio en 1849. Por su racionalidad el nuevo sistema fue ganando adhesiones a tal punto que durante la Primera Conferencia General de Pesas y Medidas, celebrada en París en 1889, se estableció como un sistema único y coherente, con el propósito de que fuera aceptado e implantado en todo el mundo. Desde entonces una gran mayoría de países que agrupan al 95% de la población mundial lo han hecho de uso oficial, con excepción de tres: EE.UU, Myanmar y Liberia.

EE.UU., es una potencia mundial. Ser la única nación que ha hecho caminar a doce hombres sobre la superficie lunar dice mucho sobre su capacidad para lograr éxitos. Pero, es algo realmente preocupante que EE.UU. insista en mantener en uso, algunos temas acerca de los cuales el resto del mundo trata de manera diferente y mejor; entre ellos el más notorio resultaría su imperfecto sistema de unidades de medida.

Es innegablemente lógico suponer que para expresar cantidades el hombre primitivo se valiera de los dedos de sus manos y que así descubriese la maravillosa naturaleza decimal de los números. Más tarde cada grupo optó por inventar su propio método. Esto dio lugar que todos estos sistemas resultaran tan diferentes unos de otros que solo sirvieron al interior de cada grupo porque falta de equivalencias exactas generó desconfianza y conflictos cuando se les requirió para lograr acuerdo entre grupos que no usaban un sistema común.

En 1970 el Primer Ministro Edward Heath consiguió la admisión de Inglaterra. El abandonó el sistema de unidades tradicional, y actualizarse al Sistema Internacional sin que ello fuera tomado como una pérdida nacional.

Sin embargo, la búsqueda de consenso continúa y cabe suponer que si EE.UU. decidiera incorporar el Sistema Internacional de Unidades (SI), este objetivo sería facilitado ampliamente por la existencia en el país de un enorme contingente inmigratorio, al que se le ha brindado afectuosa hospitalidad, que facilitaría mucho la tarea porque ya conoce el SI desde la infancia; a esto cabe agregarle la enorme legión de estadounidenses que deben usar el SI todo el tiempo que se encuentren cumpliendo diversas actividades fuera de su país.

Nada justifica la persistencia de EE. UU. en el uso de un sistema de unidades que, además de no ser decimal, ni simétrico, es completamente anacrónico. Solo haría falta un poco de buena voluntad para acceder por el sistema mayormente aceptado, hecho que automáticamente propiciaría la adhesión de Myanmar y Liberia para lograr la universalización del SI.

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