Yolanda García, ‘la mera mera de la canción ranchera’

La intérprete y maestra es digna representante de la canción vernácula en la Gran Manzana

Además de la enseñanza, la maestra divierte a los comensales que asisten al restaurante Plaza Garibaldi de Yonkers.

Además de la enseñanza, la maestra divierte a los comensales que asisten al restaurante Plaza Garibaldi de Yonkers. Crédito: EDLP / Carolina Pinto

Nueva York — Sin duda a la mexicana Yolanda García le gusta alegrarle la vida a los demás y es por ello que la profesión de cantante le sienta de maravilla.

Su lado sensible también sale al descubierto cuando se refiere a su trabajo como profesora de canto en el Mariachi Academy of New York, para la cual ha servido desde su creación en 2002.

De hecho, antes de hablar sobre su carrera, García recordaba con pesar que uno de sus estudiantes la abrazó de la pierna durante el día del padre y le dijo que se sentía triste porque no tenía papá.

“Tengo mucha nobleza, me gusta ser humana, me gusta corresponder”, dice.

Pero aparte de su lado humano, también existe toda una faceta de talento quel empezó a desarrollar desde los nueve años en su ciudad natal de Jalapa, en el estado mexicano de Veracruz. Estando allí cantaba en concursos de radio.

Su vida cambiaría radicalmente al mudarse a México, en donde ocupó el primer lugar en el Cuarto Festival de la Canción Ranchera. Su premio fue un intercambio cultural MéxicoNueva York para cubrir las fiestas patrias de septiembre.

La estadía en la Gran Manzana resultó ser permanente, pero sus cuatro hijos de su primer matrimonio eligieron quedarse en el país azteca.

García sin embargo descubrió nuevamente el amor en Nueva York y se casó. Reconoce que su esposo actual “Richi” es un apoyo muy grande en su carrera.

La trayectoria artística de la cantante incluye un homenaje a Lola Beltrán en el Show de Cristina, presentaciones en el Museo de Historia Natural, y su tributo todos los años a la Virgen de Guadalupe en la Catedral de San Patricio, por nombrar tan solo algunos de sus logros.

A esto se le suma su trabajo con el Mariachi Real de México y sus años formando a todos esos niños que como ella alguna vez lo hizo, sueñan con el estrellato y representar sus raíces en el escenario.

El tiempo se fue volando mientras García bromeaba con respecto a cómo ha cambiado desde que llegó a este país, a la vez que nos mostraba periódicos viejos y fotos.

Eso sí, antes de despedirse la mexicana nos deja muy en claro algo: “Las canciones rancheras las canto perrón, y ni siquiera necesito micrófono, tengo la voz muy alta”, dice. Es así como se ganó el apodo de “la mera mera de la canción ranchera”.

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