‘The Conjuring’ ofrece una posesión estremecedora

Crítica de cine: El director de 'Insidious' se adentra aún más en el mundo del cine de terror con la historia real de la familia Perron, que vio como su hogar se vio asediado por almas de ultratumba.

De izq. a der.: Ron Livingston, Lili Taylor, Patrick Wilson y, detrás, John Brotherton, en 'The Conjuring'.

De izq. a der.: Ron Livingston, Lili Taylor, Patrick Wilson y, detrás, John Brotherton, en 'The Conjuring'. Crédito: Warner Bros.

Hay que reconocerle al director James Wan su dominio de los resortes del cine de terror.

Después de títulos como Saw, su debut en el largometraje, o Insidious, de la que recién terminó su secuela, ahora repite similar estructura narrativa a la segunda y tercera, pero lo hace adentrándose en un relato verídico.

Se trata de la historia de los investigadores paranormales Ed y Lorraine Warren (Patrick Wilson y Vera Farmiga, respectivamente) que, a lo largo de sus vidas, se han enfrentado a casos de posesiones diabólicas, que los ha convertido en referente mundial en la materia (uno de los más reconocidos derivó en la cinta The Amityville Horror, de 1979, que contó con un “remake” en 2005).

En The Conjuring los Warren revelan una de sus investigaciones más dramáticas y, por lo tanto, terroríficas: la de la familia Perron, formada por el patriarca Roger (Ron Livingston), la madre Carolyn (Lili Taylor) y sus cinco hijas: Andrea (Shanley Caswell), Nancy (Hayley McFarland), Christine (Joey King), Cindy (Mackenzie Foy) y April (Kyla Deaver).

Los siete tuvieron que lidiar con la presencia de seres de ultratumba en su hogar de Harrisville, Rhode Island, en 1970.

Wan, quien sabe cómo mover las cámara a través de lugares comunes y claustrofóbicos (ver los excelentes momentos en los que la acción del filme transcurre en el sótano de la casa), ofrece en The Conjuring una nueva lección de tensión, sugiriendo más que mostrando, asustando más que impactando.

No hay excesos sangrientos ni piruetas de guión (que, por otro lado, carece de cualquier atisbo de originalidad: ¿alguien duda de cómo será el final de la cinta?): todo en The Conjuring funciona con precisión matemática.

La elegancia y sabiduría de su puesta en escena ?que, a momentos, muestra referencias visuales a genios como Brian de Palma (Dressed to Kill)?, sólo lastrada por una terrible partitura musical al final del metraje y por cierta improvisación en las actuaciones (derivada de la rapidez con la que Wan filma sus películas), es lo que convierte e The Conjuring ?clasificada R y que se estrena hoy? en una de esas cintas a las que las audiencias se rinden en masa, un ejercicio de estilo tan previsible como seductor.

Andrea Perron era solo una adolescente de 12 años cuando vivió los acontecimientos que se detallan en The Conjuring. Pero la experiencia fue suficiente para cambiarle la vida. Hoy, a sus 54 años, es una autora de libros (la trilogía House of Darkness House of Light, que recorre esa década de su vida), asesora juvenil y actriz, licenciada en Filosofía e Inglés, que recuerda como la primera noche en la que la familia durmió en su nueva granja en Rhode Island su dueño previo les avisó que no apagaran las luces… Durante diez años, los Perron convivieron entre los muertos. Esta semana, Andrea Perron habló con La Opinión de su experiencia y de ver ésta trasladada a la pantalla. Estos son los extractos de la conversación:

El filme y la verdad: “Probablemente nadie ha visto una película como ésta, porque yo nunca la he visto. Quita la respiración. James Wan hizo un trabajo maravilloso capturando la esencia de nuestra historia. No hay forma de condensar diez años en dos horas de filme. Pero lo que sí capturó es la verdad del amor que sentimos en la familia y la verdad de la intensidad de la posesión que vivimos. Si alguien quiere conocer lo que nos pasó de forma resumida, ahí está la película. Si quiere saber más, ahí está [mi] libro”.

El público: “Es una película muy inteligente. Mucha gente irá a verla y obtendrán mucho más de lo que piensan. No sólo se trata de una serie de eventos extraordinarios que han sido resumidos, sino que además saldrán del cine educada. Eso es lo que la diferencia de otras cintas”.

El filme y la fe: “Cuando nos mudamos a la casa, mi madre era básicamente atea. Y cuando nos marchamos de ella, se había convertido en una mujer tremendamente espiritual. Todos aprendimos que, en medio de una crisis, la ayuda de Dios fue lo que nos libró de esa crisis. Fue algo inspirador, el saber que no importa qué pasara, Dios nos ayudaría a superarlo”.

La posesión y Andrea Perron: “Me cambió personalmente de forma fundamentales. Soy una mujer profundamente espiritual porque sé que no le debo temer a la muerte. Sé que hay algo más, más allá de nuestra existencia terrestre. No creo que haya nada más importante”

Andrea Perron y el más allá: “Desde la primera noche en la granja supe que [existía el más allá]. Vi mi primer operación corporal [de posesión]. He sabido toda mi vida que nuestra existencia mortal es el camino que usamos para vivir nuestra existencia espiritual. Eso es muy reconfortante”.

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