El Stickball es más que un pasatiempo en El Barrio

El deporte es un medio para que jóvenes se mantengan lejos de las drogas y el alcohol en esa zona

Ciudadanos juegan Stickball en El Barrio.

Ciudadanos juegan Stickball en El Barrio. Crédito: Especial para EDLP / Víctor Matos

NUEVA YORK — Para unos es un entretenimiento que fomenta la unión entre comunidades, para otros un deporte que puede abrir las puertas al béisbol profesional, pero para algunos es el medio para dejar la adicción a las drogas y el alcohol.

Se trata del Stickball, un deporte parecido al béisbol, que se practica con un palo de escoba o de trapeador y una pelota de goma en calles y parques de El Barrio, donde se juega desde hace más de 100 años.

A Noel Viruet, de 42 años, lo introdujo al stickball su padre, sus tíos y primos, cuando él tenía seis años.

“Nosotros jugábamos en plena calle 102, entre Lexington y Park, con bolas de tenis para no romperles el cristal a los carros”, dijo el puertorriqueño.

Desde entonces, Viruet nunca ha dejado de jugar stickball, y al igual que como hizo su familia, un día le entregó a su hijo de 13 años, Noel Viruet hijo, un palo y una pelota y lo puso a practicar el popular deporte.

“Yo quiero que él juegue béisbol y vi que el Stickball es una buena manera de empezar a entrenarlo, porque desarrolla la visión ya que el bate es más delgado y la pelota es más pequeña”, dijo Viruet. “Ahora pertenecemos a equipos contrarios, él juega con los Young Bucks y yo con los SugarHill, el cual lleva cinco campeonatos consecutivos”, señaló.

Noel, el hijo de Viruet, dijo que le gusta el deporte “porque es divertido y se parece al béisbol”.

Para un grupo de jugadores, miembros del equipo Clean Machine, el stickball, más que un deporte, es un medio para mantenerse lejos de las drogas y el alcohol.

Luis Laboy, de 55 años, dirigente del equipo, dijo que la idea surgió de un grupo de veteranos del stickball que lograron salir de las calles y quisieron recoger a jóvenes y no tan jóvenes con problemas de drogas y alcohol para ayudarlos a superar su adicción a través del deporte.

“Ahora todos están limpios y en recuperación”, dijo Laboy. “En el equipo hay 15 muchachos y hemos ayudado a más de 30”, señaló.

Uno de ellos es William Peña, de 56 años, quien gracias al pasatiempo lleva más de 17 años limpio de drogas.

“El Stickball me dio la oportunidad de estar junto a un grupo de amigos con un objetivo común, que es estar limpio de drogas”, dijo Peña. “Yo usé drogas durante 30 años, y gracias al Stickball llevo 17 años limpio, y aprendí a ser mejor padre para mis tres hijas y mejor ser humano”, expresó.

Una de las características del juego es que no hay límite de edad, en un equipo de 15 jugadores, puede haber personas de seis años y hasta de 80. En el terreno de juego hay nueve jugadores, sólo hay un “strike” para poncharse, y cada “foul es out”. La gran mayoría son puertorriqueños, pero en los equipos se ven dominicanos, afroamericanos, blancos y hasta un chino.

El boricua June Antonetti, de 64 años, recordó que él empezó a jugar a los cinco años, y para ello los muchachos del barrio tenían que robarles a sus madres los palos de escoba o de trapear.

Moe Marrero, de 63 años, dirigente del equipo El Barrio Old Timers, dijo que, cuando el Stickball empezó, El Barrio estaba dividió entre puertorriqueños, afroamericanos e italianos, “y este juego ayudó a unir estas comunidades”.

Con el paso de los años, se creó un mercado; los palos de escoba o trapeador ahora son bates fabricados especialmente para este juego y se venden en tiendas deportivas, y hay pelotas, como la Sky Bounce, hechas para este deporte.

En El Barrio la liga tiene seis equipos, y realizan campeonatos locales y en otras ciudades como Miami y San Diego, y en Puerto Rico.

Mañana, al igual que todos los domingos hasta que el clima lo permita, diferentes equipos se darán cita en la calle 111 de esa zona. Y así seguir con esta tradicion rica en cultura e historia.

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