Caficultores hondureños pasan un ‘trago amargo’

Un caficultor escogiendo el café maduro, en el departamento de el Paraíso.

Un caficultor escogiendo el café maduro, en el departamento de el Paraíso. Crédito: efe

Tegucigalpa — La roya, la broca y la caída de precios internacionales del café constituyen un “trago amargo” para los caficultores de Honduras, que este año verán disminuidos sus ingreso en unos $600 millones.

La cosecha actual, que inició el 1 de octubre de 2012 y finaliza el 30 de septiembre próximo, ha estado marcada por los severos daños causados por la roya en muchas fincas, a lo que hay que sumar los no menos graves efectos de la broca y la caída de precios en el mercado internacional.

Los tres males son “un trago amargo para los productores, principalmente los pequeños que son los más afectados”, dijo el gerente del Instituto Hondureño del Café (IHCAFE), Víctor Hugo Molina, que precisó que las pérdidas económicas para el sector llegarán los $600 millones.

Las plagas reducirán la producción en 1.5 millones de sacos de 100 libras, subrayó el gerente del IHCAFE, quien recordó que el grano es quizá el cultivo más democrático de Honduras, porque está en manos de más 100,000 pequeños productores.

Las autoridades esperaban para la cosecha 2012-2013 unos 7.5 millones de sacos y más de $1,500 millones, cifras que superarían las establecida en el período anterior, pero las plagas han dado al traste esas previsiones.

La cosecha de café 2011-2012 le generó a Honduras unos $1,440 millones, lo que ratificó al grano como el primer producto de exportación del país centroamericano.

El segundo producto de exportación de Honduras es el banano, cuyas ventas en 2012 rondaron los $450 millones.

Solamente por roya, las pérdidas en el café sumarán unos $250 millones, dijo Molina, aunque considera que las medidas que se están tomando contribuirán a contrarrestar los daños.

Sobre la broca, expresó que el problema también es grave para la caficultura, pero que hay esperanzas de recuperar el sector en el corto plazo.

“Para el próximo año cosecha, pese a las plagas, esperamos mantener una producción de seis millones de quintales”, dijo el funcionario, abogando además por mejores precios del aromático.

Los daños a la caficultura también han significado el desempleo de unas 100,000 personas del sector rural que no recibirán ingresos por concepto de corte del grano y otras tareas.

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