Reos muertos en pelea saturan morgue en Bolivia (video)

Una reyerta en el penal principal de Bolivia dejó 31 muertos -entre ellos un niño de año y medio-, la mayoría calcinados, y 60 heridos

Una mujer que tiene un miembro de la familia dentro de la cárcel Palmasola, detrás, lee la historia de los disturbios de ayer en Santa Cruz, Bolivia.

Una mujer que tiene un miembro de la familia dentro de la cárcel Palmasola, detrás, lee la historia de los disturbios de ayer en Santa Cruz, Bolivia. Crédito: AP

SANTA CRUZ, Bolivia.- Los cuerpos de los reos muertos en una reyerta en el principal penal de Bolivia abarrotaban el sábado los pisos y pasillos de una morgue, mientras familiares esperaban darles sepultura un día después de la peor matanza en una cárcel del país, que dejó 31 muertos y 60 heridos.

Uno de los líderes de la matanza, Luis Alberto Tórrez Rojas alias “Cocacho”, murió el sábado en un hospital público tras sufrir un trauma cerebral, con lo que se elevaron a 31 los fallecidos, informó la policía y fuentes médicas.

Un camión recogió los despojos, en su mayoría calcinados, de una cancha dentro del penal, y los llevó el sábado en la madrugada hasta la morgue del hospital San Juan de Dios en la ciudad de Santa Cruz, al este de La Paz, donde forenses hacían autopsias e identificaban los cadáveres, dijo el viceministro de Gobierno, Jorge Pérez.

La fiscal Marina Flores dijo que llevará tiempo identificar a los muertos porque una mayoría quedó calcinada. El defensor del Pueblo en Santa Cruz, Hernán Cabrera, dijo a la AP que a muchos de los fallecidos se les hará exámenes de ADN para identificarlos, lo que podría demorar hasta dos semanas.

En las afueras del penal de Palmasola, donde ocurrió el sangriento motín, mujeres desesperadas cargaban frazadas y alimentos mientras aguardaban noticias de sus familiares presos.

“Busco a mi nieto desde ayer, no figura en las listas de fallecidos y heridos pero estaba en la sección del penal donde hubo el enfrentamiento. Nadie me da razón”, dijo a la AP Olimpia, quien prefirió no dar su apellido, mientras revisaba una y otra vez un diario local.

Entre los fallecidos hay un niño de un año y medio. Murió abrazado a su padre, ambos estaban quemados, dijo el representante del Defensor del Pueblo, Celso Parada. La madre del menor entró en shock al enterarse del desenlace.

Una ley permite que los reos puedan acoger en el penal a sus hijos menores de 6 años si no hay un hogar donde puedan dejarlos. Cabrera dijo que aún permanecen en diferentes áreas del penal 250 niños. Una decena de ellos logró ser evacuada de la sección donde ocurrió la matanza, pero una niña era buscada el sábado, acotó.

Reos de un pabellón perforaron un hueco en la pared que los separaba de sus vecinos, abrieron el grifo de un balón metálico de gas licuado para obligarlos a salir, usaron otro como lanzallamas para quemarlos y los atacaron con machetes y cuchillos. La explosión del combustible propagó el fuego. Varios murieron calcinados en el segundo piso, según el informe del ministro de Gobierno Carlos Romero.

La matanza ocurrió en la sección Chonchocorito donde purgan condenas reos peligrosos y violentos. En todo el penal hay 5.200 reos incluyendo el pabellón de mujeres que está contiguo al de hombres, dijo a la AP el director de Régimen Penitenciario Ramiro Llanos.

“Estábamos durmiendo cuando los del pabellón B nos atacaron. Entraron con cuchillos, palos y machetes”, relató el preso Mario Enrique Montaño desde una cama en el hospital. El hombre tenía quemaduras en el cuerpo y cortes en los brazos.

La gobernación de Santa Cruz declaró dos días de duelo y ofreció ataúdes. Numerosa gente colmaba los hospitales para donar sangre. El presidente Evo Morales se declaró consternado, pero no interrumpió su agenda y el sábado participaba de un desfile cívico en una población fronteriza en el sur.

Ubicada en las afueras de Santa Cruz, Palmasola es una ciudadela prisión donde los reos conviven en régimen abierto y hay pocas celdas. Altos muros de ladrillo y cuatro torres de vigía rodean la prisión dividida en siete secciones.

La policía custodia los exteriores, pero adentro los presos se gobiernan con sus propias reglas. Hay secciones donde internos adinerados tienen agua, electricidad, televisión por cable y muebles. Hay pequeñas ventas y hasta cantinas clandestinas. En otras secciones presos pobres se apiñan en los pasillos y pagan por un espacio a matones que mandan en el penal. Un 80% de los presos no tiene condena y están mezclados con sentenciados, dijo Parada.

“La delincuencia gobierna los penales”, reconoció Llanos.

Los presos nuevos deben pagar derecho de piso desde un equivalente a 216 dólares a los capos. Se cobra según la cara y el delito del recién ingresado, dijo a la AP por teléfono un reo que pidió no ser identificado para resguardar su seguridad. Circulan drogas y alcohol. Se paga por todo y muchos policías corruptos participan de las ganancias. El control de ese dinero es causa de frecuentes disputas, agregó.

En noviembre de 2011, un video difundido en las redes sociales desató revuelo en el país. Cuatro modelos bailaban y se desnudaban en los pasillos de Chonchocorito para festejar el cumpleaños de uno de los capos.

Precisamente porque son de régimen abierto, las cárceles en Bolivia no son violentas. Pero la población carcelaria se duplicó en pocos años hasta 15,000 internos con la misma infraestructura de hace años, dijo Llanos.

En su mensaje de condolencias, los obispos católicos señalaron el sábado que la tragedia de Palmasola “pone de manifiesto la débil infraestructura carcelaria y el grave problema del hacinamiento que puede convertirse en un poderoso detonante de violencia”.

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