Cuatro tratamientos de rejuvenecimiento facial sin cirugía

Las arrugas son parte del envejecimiento y aunque no es posible eliminarlas del todo, tiene algunas opciones para hacer que sean menos notorias

Bertha Torres es gresada de la Facultad de Medicina de la UNAM; hizo la especialidad en cirugía plástica, estética y reconstructiva en el Hospital General de México.

Bertha Torres es gresada de la Facultad de Medicina de la UNAM; hizo la especialidad en cirugía plástica, estética y reconstructiva en el Hospital General de México. Crédito: Agencia Reforma

MÉXICO, DF – ¿Sobrepasa los 50 años y las líneas de expresión en su rostro comenzaron a instalarse hace unos años, quiere “quitarse unos añitos” sin sacrificar naturalidad o caer en los extremos, algo que parece casi imposible?

Bertha Torres, cirujano plástico certificada por el Consejo Mexicano de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva, afirma que sí es posible con las actuales técnicas de su especialidad.

“La idea es buscar en la cara resultados lo más cercanos a la naturalidad, que rejuvenezcan, que no alteren rasgos faciales, que no sean excesivos y que sea posible mantenerlos, es decir, que para un paciente sea costeable seguir cuidando su piel y disimular sus líneas de expresión”, señala.

La técnica de rejuvenecimiento más adecuada, explica, depende del tipo de piel y de la cantidad y profundidad de las arrugas, y ofrece aquí algunas opciones.

Para las líneas de expresión más suaves, causadas por exposición a los rayos solares, se utilizan peelings químicos o mecánicos, dice Torres, que quitan las células muertas y exfolian la piel permitiendo que las células nuevas “repavimenten” el rostro, esto atenúa o borra las líneas de expresión.

“Se empieza por una limpieza facial y posteriormente se hace una ligera lijadura de la piel para exfoliarla y abrir los poros, luego se aplican diferentes sustancias que se eligen en función del tipo de piel y de cuántas líneas de expresión tiene, con algodones se coloca la sustancia, que generalmente son ácidos y se deja actuar por unos minutos, después se neutraliza esa sustancia con inhibidores de ácidos y finalmente se pone un bloqueador solar”, describe.

La cirujana advierte que el abuso de peelings químicos puede causar un sobreadelgazamiento de la piel, por lo que no deben aplicarse más de dos veces al año.

Cuando las arrugas son más marcadas y tienen su origen en la gesticulación o mímica facial, la cirujana propone la aplicación de toxina botulínica.

“Consiste en inyectar esta sustancia, que lo que hace es bloquear parcialmente la contracción de los músculos para hacer que estos músculos se suavicen cuando una mujer está gesticulando.

“La dosis es muy importante porque precisamente cuando se abusa del botox vemos caras inexpresivas que no mueven nada, que se ven acartonadas y que lejos de verse rejuvenecidas se ven con mayor edad”, detalla.

La toxina botulínica prácticamente borra todas las líneas de expresión por mímica facial a las 72 horas de su aplicación, asegura.

Este tratamiento se recomienda para mujeres a partir de 30 años y se aplica mínimo dos veces al año ya que el efecto de la toxina botulínica se empieza a perder a partir del cuarto o quinto mes de la aplicación.

Al ser una sustancia inyectada, dice Torres, es muy importante que quien aplique el tratamiento tenga conocimientos de anatomía para saber dónde debe inyectarse la sustancia exactamente y evitar efectos indeseables.

“Si se aplica mal puede haber caída de la ceja, parálisis total de ciertos músculos o cambio en la gesticulación o en la forma de la cara de una paciente”, advierte.

Para líneas de expresión profundas se puede utilizar también el tratamiento con láser.

“Hay luz pulsada y varios tipos de láser que lo que hacen es producir una quemadura, hacer una especie de bombardeo con pequeños puntitos de luz que generan una exfoliación muy profunda porque se trata de una quemadura controlada.

“La recuperación es más larga porque hay un proceso de cicatrización, es decir, la cara se va a poner muy roja, después va a caerse parte de esa piel que se quemó y debajo aparece piel nueva que va a tener mucha mejor calidad”, detalla.

Estos tratamientos, apunta, se reservan para pacientes de más de 40 años y se hacen pruebas previas para determinar si la paciente es candidata al tratamiento.

“Hay algunos pacientes que por el tono de su piel o el tipo de cicatrización que tienen probablemente no sean candidatos a un láser, las excepciones son pacientes que tienen tendencia a pigmentarse con el sol o pacientes que tienen la piel muy morena”, detalla.

Los surcos profundos y muy marcados que van de la nariz a la boca o el aplanamiento de los pómulos pueden corregirse con la aplicación de rellenos, ya sea de grasa de la propia mujer o de ácido hialurónico.

“A través de un procedimiento de mínima invasión que se hace con anestesia local, con una pequeña cánula se saca un poquito de grasa del abdomen o de la cara interna de los muslos, se obtienen aproximadamente 30 mililitros de grasa, la preparamos para que no tenga agua, para que no tenga sangre y esa grasa, con unas jeringuitas especiales y unas cánulas muy finitas, se inyecta en las áreas donde hace falta volumen sin dejar cicatrices”, detalla la especialista.

El efecto de la grasa aplicada, dice, es de dos años y no se limita a expandir los tejidos sino que además tiene propiedades regenerativas porque contiene células de la propia paciente que generan un cambio de textura, coloración y brillo en la piel.

La otra opción consiste en aplicar un relleno sintético, es decir, ácido hialurónico, que también tiene un efecto inmediato y cuya duración es de 8 meses a un año.

“Ambas opciones deben aplicarse siempre en dosis conservadoras, porque cuando una paciente se empieza a inflar la cara demasiado también pierde naturalidad, se empieza a deformar y se ve mal”, apunta.

Más allá del tratamiento que se elija, la cirujana aclara que todos los procedimientos tienen limitaciones.

“Es importante no generar falsas expectativas, los tratamientos de rejuvenecimiento que no son quirúrgicos lo que logran es que el proceso de envejecimiento sea menos notorio y más llevadero, y con una mejor calidad, pero no van a cambiar una cara ni van a embellecerla a un grado que sólo se puede lograr con una cirugía”, señala.

La especialista resalta la importancia de verificar que el médico que realizará el procedimiento haya sido entrenado adecuadamente y en caso de que sea cirujano plástico, asegurarse de que esté avalado por la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva.

“Es muy importante considerar que son tratamientos que buscan la belleza pero que pueden tener efectos secundarios si no se saben manejar adecuadamente, no es como ir a cortarse el cabello, de ahí la importancia de acudir con un especialista certificado”, advierte Torres.

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Arrugas botox

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