Sentencian a cárcel en EEUU a militar salvadoreño

Aunque su sentencia fue por haber mentido a las autoridades migratorias, el coronel es uno de 20 militares acusados ante una corte española de haber participado en el asesinato de seis curas jesuitas en el El Salvador en 1989.

Inocente Orlando Montano, fue sentenciado a 21 meses de prisión y empezará a cumplir su condena el 11 de octubre.

Inocente Orlando Montano, fue sentenciado a 21 meses de prisión y empezará a cumplir su condena el 11 de octubre. Crédito: AP

BOSTON, Massachusetts.— Un juez federal de Massachusetts sentenció hoy al coronel del ejército salvadoreño en retiro Inocente Orlando Montano a 21 meses de prisión y un año de libertad vigilada por haber mentido a autoridades migratorias norteamericanas.

Aunque Montano fue juzgado por haber falseado su fecha de ingreso a los Estados Unidos y ocultado su pasado militar, el juicio tuvo como telón de fondo la guerra civil salvadoreña que desangró a ese país entre 1980 y 1992.

Montano es uno de 20 militares acusados ante una corte española de haber participado en el asesinato de seis curas jesuitas en 1989. Montano era viceministro de seguridad pública cuando ocurrió el crimen.

El coronel retirado empezará a cumplir su sentencia a partir del 11 de octubre en una prisión federal en Massachusetts que pueda darle atención médica para sus dolencias físicas.

El imputado, que tiene 70 años, camina con bastón, sufre de presión arterial alta y toma medicinas diarias para prevenir infecciones, según dijo su abogado al juez antes que éste dictara sentencia.

Montano será deportado a El Salvador después de cumplir la sentencia, informó la oficina del fiscal en un comunicado.

Los que plantearon la demanda en España confían en que pueda ser extraditado a España antes que sea deportado al país centroamericano.

El juez Douglas Woodlock dijo que éste había sido un caso difícil debido a que si bien Montano falló en asumir su responsabilidad por los delitos presuntamente cometidos por tropas bajo su mando, no le correspondía sentenciarlo por tales cargos sino por fraude migratorio y perjurio.

Montano, quien llegó a Estados Unidos en 2001, falseó su fecha de ingreso y ocultó su pasado militar en documentos migratorios para acogerse al estatus de protección temporal, TPS por sus siglas en inglés, que el gobierno norteamericano concede a ciudadanos de El Salvador. Militares salvadoreños no pueden acogerse a ese beneficio.

“No digo que no hubo guerra o asesinatos”, dijo Woodlock, “pero éste no es el tribunal donde se puede juzgar a Montano por esos crímenes”.

En su testimonio ante el juez el martes, Montano se refirió al crimen después que el juez le diera permiso para hablar en la tercera y última audiencia.

“El caso de los jesuitas fue un caso muy lamentable”, dijo el militar en español a la vez que un intérprete traducía sus palabras al inglés. “Nosotros no dimos una orden de ese tipo. Si hay algo que lamentar fue la muerte de los curas, que a pesar de que tenían un pensamiento liberal, estaban ayudando en el proceso de paz”.

Con la voz quebrada al final de su testimonio, dijo que no negaba que hubo violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas armadas salvadoreñas, pero “fueron errores” y que cuando fueron denunciados, hubo castigos.

“No siento que tengo una espada de Damocles sobre mi cabeza”, dijo Montano. “La historia nos va a juzgar. Sólo le pido a Dios que no se repita”.

El fiscal John Capin, que representó al gobierno norteamericano, había pedido 51 meses de prisión para Montano con el argumento de que éste mintió a las autoridades migratorias para escapar de una posible investigación judicial por su rol en el asesinato de los jesuitas.

Capin basó su argumento en un reporte de la profesora Terry Karl, profesora de política latinoamericana en la Universidad de Stanford y experta en El Salvador, en el que ella sostiene que cuando Montano salió de El Salvador la probabilidad de una investigación judicial por su rol, y el de otros militares, en la masacre de los jesuitas era muy alta.

En su informe, Karl también sostuvo que Montano era parte del círculo de poder que controlaban las fuerzas armadas salvadoreñas durante la guerra civil y que tropas bajo su mando cometieron abusos y violaciones de derechos humanos.

Sobre el crimen de los jesuitas, Karl dijo que Montano participó con otros militares en la conspiración para matar a los jesuitas.

El informe de la Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas de 1993 señaló que Montano participó en una reunión de altos mandos militares en la que se dio la orden de matar a los sacerdotes.

El abogado de Montano, Oscar Cruz Jr., dio detalles del fallo a su cliente y tres familiares en español. Montano dijo a Cruz que reconocía que había cometido un error y que los errores se pagan.

“Estoy satisfecho con la sentencia”, dijo Montano al salir de la corte.

Cruz dijo lo mismo: “Estoy feliz con el resultado… La corte hizo grandes esfuerzos para ser justos con Montano.”

Para Karl, la sentencia de Woodlock da tiempo suficiente para que el pedido de extradición de la justicia española se formalice ante la justicia de los Estados Unidos.

“Creo que el gobierno español y el estadounidense van a proseguir con el pedido de extradición”, dijo Karl. “Pero no estaré satisfecha hasta que no haya un juicio contra los que dieron la orden para matar a los jesuitas”.

Poco después de iniciada la audiencia, el juez se reunió en privado con el fiscal en una sala aparte. Cuando regresó, Woodlock dijo que el gobierno norteamericano no había tomado ninguna acción con respecto al pedido de extradición de Montano.

Carolyn Patty Blum, asesora legal de la organización Center for Justice and Accountability, que planteó la demanda en la corte española, dijo que el pedido de extradición será el próximo paso a seguir y que la sentencia es lo que esperaban.

“Montano es el primer alto mando militar salvadoreño de la década de los 80 que irá a prisión por un crimen”, dijo Blum, aunque los delitos por los cuales fue sentenciado no están relacionados directamente con la guerra en el país centroamericano.

Montano continuará bajo arresto domiciliario y monitoreo electrónico hasta que ingrese a la cárcel federal. El juez advirtió a Montano que comparezca a la prisión el 11 de octubre.

“Si desaparece, usted será encontrado”, le dijo.

Montano no visita su país desde 2001, cuando empezó una vida tranquila en un barrio modesto cerca de Boston trabajando en una fábrica de dulces y ganando 14 dólares por hora.

“En El Salvador no tengo problemas”, dijo Montano. “Allí estoy bien”.

Si Montano es deportado, no podrá regresar a los Estados Unidos.

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