Envejecientes a la vanguardia en tecnología

Además de aprender los ancianos aprovechan de la tecnología para ahorrar dinero.

Además de aprender los ancianos aprovechan de la tecnología para ahorrar dinero. Crédito: <copyrite>EDLP</copyrite><person>Mariela Lombard< / person>

Nueva York — La colombiana Ana Blanco recuerda con nostalgia las reuniones familiares “a la antigua”, en las que se conversaba sin teléfonos inteligentes interrumpiendo todo el tiempo. Sin embargo, la mujer de 71 años decidió hace poco atreverse a manejar una computadora.

“Me encanta aprender, a mi edad no me privo de hacer algo por primera vez”, dijo Blanco, quien integra el taller gratuito de computación del centro para la tercera edad Diana H. Jones, en Bushwick. “Empecé con lo más básico, desde el encendido de la computadora hasta dominar el puntero del ratón”, agregó.

El centro de Bushwick forma parte de una serie de programas que ayudan a envejecientes de toda la ciudad a introducirse en las nuevas tecnologías.

“El principal beneficio (de saber usar computadoras) entre envejecientes es superar el aislamiento social”, dijo Thomas Kamber, director ejecutivo del Centro de Tecnología de Adultos Mayores (AOTS), que administra 24 centros en toda la ciudad que ofrecen clases gratis de computación orientadas a esta población.

Según Kamber, la mayoría de personas mayores que se acerca a sus centros muestra interés en aprender a navegar medios de comunicación social como Facebook.

Ése fue el interés que llevo al ecuatoriano Ángel Méndez, 70, a la organización Diana H. Jones en Brooklyn. Él es uno de los pocos con perfil de Facebook en ese centro.

“Lo uso para comunicarme con mi familia en mi país. La lejanía me obligó a usar una cámara web para no desvincularme de los que amo”, apuntó Méndez. “Pero tengo mis reservas: La comunicación en línea no debería sustituir el contacto humano cuando tienes amigos cerca”.

Mientras algunas personas mayores se debaten entre el deseo de aprender y sus dudas respecto a la nueva tecnología, otros sacan partido de ella para ahorrar algunos dólares.

Es el caso de Gladis Méndez, esposa de Ángel, que aprendió a diseñar tarjetas de felicitación, invitaciones, calendarios y postales en la computadora.

“La computadora es un mundo de beneficios. Ya no compro el periódico, leo noticias en línea”, dijo la mujer de 73 años. “Nosotros mismos diseñamos nuestros posters para anunciar eventos, talleres y fiestas. No dependemos de los nietos para lidiar con los programas”.

Según datos de OATS, sólo el 42% de las personas de la tercera edad usan internet. Kamber resalta que “muchos latinos en entre 50 y 60 años todavía están trabajando”, y quieren estar al día para oportunidades de trabajo. Se estima que en Nueva York viven unos 500,000 envejecientes hispanos.

Narcisa Ruíz, directora del centro Diana H. Jones, que al igual que OATS ofrece talleres gratis, expresó que muchos de los asistentes a las clases no tienen computadora en casa.

“En varios casos, la sala de computación es el primer encuentro de los viejitos con la tecnología. Algunos no saben cómo prenderla o cómo usar el teclado”, apuntó Ruíz. “La edad no es un impedimento”.

Ruíz destacó que en pocas semanas el centro gozará de una ciber-cafetería: Un centro de computadoras que abrirá toda la semana, donde los ancianos podrán practicar sus conocimientos mientras toman café o alguna botana.

“Usan la computadora para interactuar unos con otros, dándose consejos, enseñando trucos y expresando experiencias”, explicó la directora.

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