Corazonada dirige al éxito al ecuatoriano Luigi Morales

Aunque sus amigos le advirtieron que en NYC los costureros no tenían mucha demanda, Morales se atrevió a conquistar su sueño

Luigi Morales ejerce su oficio de sastre en Bushwick, Brooklyn.

Luigi Morales ejerce su oficio de sastre en Bushwick, Brooklyn. Crédito: EDLP / Zaira Cortés

Nueva York — En su natal Ecuador, Luigi Morales aprendió desde muy joven el oficio de sastre, sin imaginar que años más tarde tendría un exitoso negocio en el vecindario de Bushwick, en el condado de Brooklyn.

Pese a las advertencias de algunos amigos, de que en la Ciudad de Nueva York la ropa se compra a la medida y los costureros no tienen demanda, el experto de las telas y las tijeras siguió su corazonada, dispuesto dejar de lado malos tratos y bajos sueldos en la industria de los restaurantes.

Años de ahorros le permitieron alcanzar la meta de convertirse en su propio jefe, y hoy Morales es solicitado por decenas de clientes latinos, que buscan rediseñar su ropa siguiendo modas propias del vecindario.

¿Quiénes buscan sus servicios? ¿Por qué algunas personas necesitan rediseñar la ropa que compran en grandes tiendas?

Hay jóvenes que están buscando vestir con identidad propia y plasmar su personalidad en las prendas. En las grandes tiendas la ropa se vende en serie. No es difícil encontrar en un par de cuadras a otros cinco peatones portando la misma blusa o pantalón. Los chicos de Bushwick vienen a mi pequeña tienda con su ropa de fábrica y sus ideas, buscando salir con algo único.

Soy sastre, pero no práctico la confección. La demanda está en el rediseño y modificación de ropa. Hay gente que pierde peso y no quiere deshacerse de sus trajes caros, vienen aquí para un reajuste en la cintura o espalda. Los vestidos de fábrica para novias o quinceañeras no siempre son del agrado del cliente, ellas buscan un toque personal.

¿La crisis económica obliga a las personas a recurrir a un sastre?

Definitivamente. Tengo unos 20 años en Nueva York y puedo asegurar que en el pasado la gente no tenía reparos en salir de compras y adquirir un guardarropa nuevo, pero ahora lo piensan dos veces. Es similar con zapatos o bicicletas, la gente no quiere deshacerse de lo que podría tener arreglo y así ahorrarse unos dólares.

La alta costura suele estar lejos del alcance de las personas con bajos ingresos, pero hay clientes que no se limitan a portar un diseño original, aplicando sus propias ideas y pagando poco dinero.

¿Cuánto gana por una modificación?

Depende del estilo y corte de la ropa. Por reajustar la cintura de un pantalón cobro $8, por un dobladillo puede ser $5 o $7. Modificar un vestido de novia o quinceañera puede ser hasta $100.

En realidad los precios son muy accesibles, porque en el vecindario no se ganan grandes sueldos. En Manhattan la modificación de un vestido de novia puede costar hasta $200 o más. Pero las rentas son caras, por un espacio pequeño como el mío se pagaría hasta $5,000. En mi vecindario sólo pago $1,000. Me gusta mucho Bushwick, mi familia y amigos viven aquí, prefiero trabajar con mi comunidad.

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