Legisladores retoman debates decisivos

Republicanos enfrentados por la legalización de millones de indocumentados

Activistas llegados de diferentes partes de Estados Unidos se congregan el pasado 10 de abril rente al Congreso, para reclamar el cese de las deportaciones.

Activistas llegados de diferentes partes de Estados Unidos se congregan el pasado 10 de abril rente al Congreso, para reclamar el cese de las deportaciones. Crédito: EFE

Boise, Idaho — Los legisladores regresan a la capital estadounidense hoy tras un descanso de cinco semanas y tienen pendiente abordar el tema de la reforma migratoria, pero el congresista republicano de Idaho, Raúl Labrador, cree que no habrá cambios este año, considerando las diferencias políticas y temas más candentes, como los de Siria y la deuda nacional.

“No creo que haya tiempo suficiente para que podamos analizar la inmigración”, dijo Labrador.

La inmigración tiene este año especial importancia ya que el Congreso, presionado por el presidente Barack Obama, ha debatido cambios en las leyes nacionales. El tema seguramente aparecerá en determinado momento después que los legisladores reanuden el lunes sus labores en Washington.

Labrador dijo que él y otros miembros del Congreso “esperábamos que tendríamos un debate en octubre pero parece ahora que septiembre y octubre estarán dedicados a otros temas”.

En inmigración, una de las prioridades del mandatario en su segundo mandato, el Senado dominado por los demócratas presentó una amplia reforma en junio que incluye el camino hacia la ciudadanía.

Sin embargo, los republicanos de la Cámara Baja rechazaron el plan a principios del mes pasado con la promesa de aprobar una legislación más limitada y centrada en la seguridad fronteriza.

Mientras, el director en funciones del Servicio de Inmigración y Protección Aduanera emitió el 23 de agosto nuevas directrices, indicando a las autoridades policiales que antes de encarcelar a una persona que resida ilegalmente en el país deberían considerar si era persona tiene hijos menores.

Pero Labrador sostiene que ese tipo de órdenes reflejan el deseo del gobierno de Obama de desarrollar su propia agenda de inmigración sin consultar al Congreso.

“Obama hace todas estas cosas unilateralmente”, según Labrador, indicando que dichas directrices hacen cada vez más difícil reformar la ley de inmigración y minan la confianza.

“¿Cómo se puede obligar al gobierno a cumplir las nuevas leyes cuando dice a sus organismos policiales que no hagan cumplir la ley existente?” preguntó Labrador.

“Es ese realmente el problema que tenemos: Una falta de confianza en la aplicación de la ley”, insistió.

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