‘Tri’ ¿Realmente importa no ir al Mundial?

Los nombres no pesan y aquella teoría que apuntaba a que el 'Chepo' echó a perder a la mejor generación de jugadores de las últimas décadas comienza a tomar forma de una abrumadora realidad.

El 'Tri' es un equipo sin alma.

El 'Tri' es un equipo sin alma. Crédito: EFE

Chicharitos‘, ‘Guardados‘, ‘Gios‘, ‘Salcidos‘, ‘Morenos‘, ‘Reyes‘ han dejado de gravitar y no sólo eso, son sinónimo de un lamentable proceso que no se daba desde el de Alemania 1974 -certamen al que terminó yendo Haití-, independientemente de que el devaluado ‘Tri’ logre un forzado pase en los últimos dos partidos en una de las zonas más paupérrimas del fútbol mundial o en un innecesario pero merecido repechaje ante Nueva Zelanda. ¿Se puede caer más bajo?

Las ‘estrellas’ mexicanas que juegan en Europa son sólo eso, un atajo de nombres vacíos que no hacen la diferencia, y que marcarán un antes y un después en la historia de la selección mexicana de fútbol, aquellos que hicieron soñar a la afición en un “sí se puede” de frase publicitaria tras la consecución de la medalla de oro en Londres 2012 y que terminaron de sepultar la mala fama de un ‘Tri’ hecho a golpe de spot y a la medida de los intereses de los dueños del negocio, las televisoras que mucho saben de dinero y poco les interesa la nobleza del deporte.

Y no, no es hacer leña del árbol caído, es corroborar que lo que se dijo desde hace mucho tenía una base comprobable, que este equipo no juega a nada, no tiene argumentos, ni vehemencia, ni hambre de gol, mucho menos dignidad del tamaño de la camiseta que defiende, al menos en función de lo que dice la FIFA y sus cifras de juguete que a menudo lo ubican entre los mejores de su top 20.

Una situación insostenible para todos los que forman ese gran negocio que es la Selección Mexicana de Fútbol, que ante los malos resultados tendría o que cambiar de manos o refundarse o resignarse a desaparecer para dar paso a una nueva hegemonía.

Ya le tocó al soberbio ‘Chepo’ ¿a quién más le debe tocar para parar esta masacre? ¿A las estrellitas, a los directivos, a Televisa, a TV Azteca? De todo esto, los aficionados son juez y parte y en ellos radica la responsabilidad de dejar de apoyar algo que no tiene espítitu, alma, vida.

El Mundial de Brasil 2014, ya es lo de menos. Esto tiene implicaciones nacionales, sí, pero porque es lo mejor que le puede pasar a un país que se ahoga en la abulia social y se justifica a golpe de goles. Es lo mejor para que

México despierte del sueño vacío de la eterna promesa creada por los dueños del negocio llamado fútbol para distraer las conciencias de aquellos que sólo viven ‘de la patada‘.

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