John Kerry y la guerra en Siria

El Secretario de Estado estadounidense, John Kerry.

El Secretario de Estado estadounidense, John Kerry. Crédito: AP / Keystone,Martial Trezzini

Aunque no lo parezca, una aparente respuesta rutinaria del Secretario de Estado estadounidense John Kerry, hizo que el mundo ganara y cambiara el rumbo de una eventual guerra o por lo menos aplazó el problema.

Ante la pregunta en rueda de prensa, si el régimen de Damasco tenía manera de convencer a los Estados Unidos para que cancelase los planes de bombardear objetivos específicos, Kerry dijo, “Claro que sí. Podría entregar todas y cada una de sus armas químicas a la comunidad internacional”.

Parodiando al famoso Chavo del Ocho, sin querer queriendo, Kerry, prácticamente invitó a la mesa a Rusia. La insinuación sonó ingenua, difícil de llevar a cabo, no obstante, Vladimir Putín, astuto y ladino, metió la cuchara en la sopa. Ni corto ni perezoso se dispuso a devorar los platos dejando a los Estados Unidos con la boca abierta y a los guerreristas petroleros y vendedores de armas con hambre y sed de sangre.

Hay que recordar que Rusia es aliado del gobierno de Bashar Al Assad y todo lo que haga no es para quedar bien ante su enemigo acérrimo sino para encubrir las fechorías de su amigo.

Algunos dicen que, “Quién manda a Estados Unidos a ser tan arrogante y creerse policía del mundo”, pero mi valoración es que Obama lo está pensando bien. Él no ha estado totalmente decidido a ir contra Siria. Busca pretextos desde que entregó al Congreso la responsabilidad de resolver el dilema del ataque. Obama ha venido haciendo espera, moviendo fichas políticas y aunque en el juego de la diplomacia parece haber perdido, está ganando espacio y credibilidad frente a un pueblo que lo único que escucha de la prensa derechista son críticas a su gestión.

Aquí los perdedores son los parlamentarios, especialmente los republicanos, que no apoyan al presidente, no por el bien de la nación, sino por desprestigiarlo, volver al poder y sin duda favorecer oscuros intereses.

Obama no se ha dejado intimidar y debe saber lo que esconde la crisis de Siria y por eso ha sido cauteloso.

Bombardear es equivocado, no solo por el daño humano, sino porque esto apoyaría a los rebeldes sirios, lo cual se convertiría en otro bumerán contra los Estados Unidos como ha sucedido en el pasado cuando patrocinan regímenes terroristas y guerras. Hay que subrayar que los insurgentes sirios son pasionalmente antiamericanos y pro Al-Qaeda.

Dudo mucho que las Naciones Unidas investiguen si son ciertas las denuncias de que la CIA ayudó a los rebeldes a robar las armas químicas para atacar al pueblo y echarle la culpa al gobierno con el fin de desestabilizarlo. Pero, si eso fuese cierto, estaríamos frente a una nueva conspiración gringa.

El deber de la prensa es preguntar si hubo un trabajo sucio de agentes estadounidenses en Siria, quiénes están detrás y si son sirvientes de intereses políticos y económicos, como los vendedores de armas y los petroleros.

Sin querer queriendo Kerry cerró una puerta a los guerreristas que empujaban con malicia y ambición, y abrió un camino a la paz, a la negociación y al diálogo, no interesan las eventuales pérdidas diplomáticas, porque a veces es mejor perder que ganar, es más conveniente bajar la cabeza que ser descalabrado.

Twitter: @RaulBenoit

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