Familia dominicana sonríe y más de 30 están en la foto

Son más de treinta entre los hermanos, hijos, tíos y primos y todos se sonríen para la fotógrafa Tali Blankfeld en una de las fotos de Picture Me in NYC

La familia Rivera completa ante el lente de la fotógrafa Blankfeld, creadora de Picture Me in NYC, un emprendimiento que garantiza que todos siempre estén en la foto.

La familia Rivera completa ante el lente de la fotógrafa Blankfeld, creadora de Picture Me in NYC, un emprendimiento que garantiza que todos siempre estén en la foto. Crédito: Tali Blankfeld

Hay niños de todas las edades; los mayorcitos corren por el Central Park agitando sus corbatas al viento ante la mirada preocupada de sus madres que temen que sus elegantes atuendos terminen embarrados. Los bebés del grupo también lucen sus mejores galas.

Son más de treinta entre los hermanos, hijos, tíos y primos y algunos no se han visto por años. “Cuando recibí el primer email de José Rivera contándome que deseaba reunir a su familia completa aquí en New York y solicitándome que retratara la ocasión, él me advirtió que eran una multitud y me mandó el árbol genealógico”, explica la fotógrafa Tali Blankfeld, “pero no me esperaba semejante batallón”, cuenta al recordar el día que pasó con el familión dominicano, hasta ahora, el trabajo más grande que realizó con Picture Me in NYC, la compañía que ella misma creó el año pasado.

En su apartamento en el Upper West Side, descalza y sentada a una gran mesa repleta de fotos donde también reposa por un rato su Canon 7D, Tali, posa sus ojos de agua en un punto impreciso y relata cómo se le ocurrió la idea de fotografiar a familias extrañas de todas partes del mundo en su paso por Nueva York.

“Fue gracias a una experiencia con mi propia familia. Mi tío había venido de visita desde Brasil y todos, mis padres y mis hermanos, caminábamos por Strawberry Fields, allí donde está el mosaico de Imagine cuando quisimos hacernos una foto todos juntos. Hasta ese momento yo era quién fotografiaba y me quejaba que no estaba en ninguna. Allí empezó el proceso”, cuenta riendo, “el scanning de personas a ver quién tenía pinta de ser un fotografo decente. El que te parecía que sí, no escuchaba nuestro pedido porque iba con headphones, finalmente, quien se prestó para la misión puso el dedo en el lente. Recuerdo que miré esa foto tomada por el buen samaritano y efectivamente, al ver su anular en el cuadro, lo miré a papá y le dije: ¿Te parece que sería bueno ofrecerle a la gente que viene a la ciudad ser su fotógrafa personal por un día?”

Desde que lanzó su proyecto, ya hizo foco en familias de distintas partes del planeta, pero sus servicios también son requeridos por gente que quiere captar una situación especial en el momento justo, como aquella vez que Tali y su cámara se dirigieron a una corte en downtown a pedido de una abogada que quería ser fotografiada en el instante en que juraba como jueza.

Después de un breve intercambio por email, donde Tali explora qué desean sus futuros sujetos y donde les aconseja cómo vestirse, “les sugiero que eviten las playeras con logos gigantes y que usen aquello con lo que se sientan cómodos”, la fotógrafa se lanza a la tarea.

“Es una aventura distinta cada vez y tiene mucha magia esto de encontrarme con desconocidos. A veces me siento como una espía que tiene el privilegio de meterse en la dinámica de todas estas familias y aprendo mucho de ellas. En una oportunidad, me tocó un grupo con un chiquito autista y fue bello ver cómo sus hermanitos eran bien pacientes con él y la forma en que todos se trataban¨.

Las anécdotas raras le sobran. Un muchacho de Singapur le pidió una vez una guitarra. “Me escribió diciéndome si le podía prestar una porque quería que le tomara fotos cantándole a su novia. Era la primera vez que venían a NY y la serenata sería en su cumpleaños. Recuerdo que diez minutos antes de encontrarnos, recibo otro correo advirtiéndome que irían acompañados de dos criaturas peludas. Confieso que el mensaje me asusto un poco. Cuando llegué, estaban con dos peluches grandes a los que llamaban Walter y Banana. Todos terminaron en la foto”.

Nacida en San Pablo y criada en Texas, Tali, 29, siempre adoró contar historias, principalmente a través del teatro. “Hacia mucha improvisación, comedia y sacaba fotos como pasatiempo pero me fui dando cuenta que la fotografía era lo que realmente me apasionaba y me vine a pulir mi técnica”. Cuando empezó a gestar la idea de Picture Me in NYC aún estudiaba en NYU.

Su agenda luce cargada: pronto llega una pareja de Turquía que le anticipó que quiere estar en el centro de una foto rodeados por una muchedumbre, también están los que se casan en el medio del Meat Packing District y su madre y su hermana que le ruegan las acompañe a Rusia para ser su fotógrafa. “Les he dicho que no puedo porque tengo mucho trabajo, así que les tocará decir cheese a algún fotógrafo de turno en la Plaza Roja”.

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