Alfonso Eugenio: Formador de atletas latinos

Cada tarde, Alfonso Eugenio entrena a chicos latinos de nuestra área.

Cada tarde, Alfonso Eugenio entrena a chicos latinos de nuestra área. Crédito: <copyrite>EDLP</copyrite><person>Zaira Cortés< / person>

Nueva York – Rodeado de niños y jóvenes de entre de entre 2 a 18 años, que portan con orgullo un uniforme azul del Club de Corredores Rabbits, Alfonso Eugenio se limpia el sudor de la frente mientras dicta el entrenamiento del día.

Cada tarde, unos 60 niños acompañados de sus padres acuden del Parque Central, en las inmediaciones de la calle 112 y la Quinta Avenida, para correr en el área por un par de horas, dependiendo de la resistencia de cada atleta.

Eugenio, de 42 años, es el entrenador que hace 13 años fundó el Club de Corredores Rabbits, integrado en su mayoría por chicos mexicanos, puertorriqueños y ecuatorianos de Queens, Bronx, Manhattan y el condado de Westchester.

El mexicano, residente de El Barrio, expresó que fue hasta los 26 años que se inició en el deporte, inspirado por los corredores de Central Park, sin imaginar que en él despertaría una pasión que cambiaría la vida de cientos de niños y sus familias.

¿Qué lo motivó a fundar el Club de Corredores Rabbits?

Vine al país como un inmigrante más, que comienza ganando dinero lavando platos o en las florerías, pero mi deseo era hacer algo único, que aportara a mi comunidad. En mi país nunca hice deporte, las oportunidades son escasas y el trabajo era la mayor urgencia.

En el verano de 2000, caminando con mi familia en el Parque Central, observé a los corredores blancos y afroamericanos. Me sentí animado de experimentar esa sesión de cansancio y satisfacción.

Empecé a correr con mis hijos y sobrinos. El hijo de ocho años de un amigo puertorriqueño quiso unirse al grupo. Con el paso de los días más niños de amigos y familiares se integraron. En pocos meses nos convertimos en un grupo único y diverso.

Tres años después nos integramos como Club de Corredores Rabbits y desde entonces unos 500 niños han recibido entrenamiento.

¿Además de una vida saludable, que otros beneficios ofrece el club?

Como entrenador he visto decenas de casos especiales, como el de Luis Leiva, un adolecente con sobrepeso que en dos años de disciplina deportiva logró perder 50 libras. Su meta lograda de perder peso, fue parte de la enseñanza de perseverancia y autoconfianza que se incluyen en las prácticas deportivas. Otro caso inspirador es el Elvis Guzmán, de 14 años, un chico tímido que llegó al club animado por su familia, para que hiciera amigos. El muchacho no sólo consiguió sociabilizar, se convirtió en el ganador de una importante carrera de una milla en la ciudad. El triunfo sembró en él las ganas de seguir conquistando competencias de mayor dificultad.

¿Cuál es su mayor satisfacción al dirigir este proyecto?

Colaborar para que 60 niños de nuestras comunidades se mantengan alejados de las pandillas, la violencia en las calles y las adicciones. Mi sueño es formar maratonistas profesionales que figuren en los grandes eventos deportivos de la ciudad y por qué no, del país. Necesitamos más nombres latinos en las marquesinas de ganadores.

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