‘Obamacare’ atiende la salud mental
Con la nueva ley de salud no se podrán negar cuidados a los trastornos psicológicos.
Se sienten tristes, sin esperanza, sin motivación y desinteresadas en la vida. Pero cuando Juana Granados y su hija tratan de buscar ayuda para tratar su depresión, sienten que tocan una pared.
“Mi médico dice que tengo que ir a un especialista, pero no puedo pagar uno”, dijo la madre de 28 años que vive en el sur de Los Ángeles. “La depresión no se trata como una enfermedad grave. Me da miedo pensar que algo pueda pasar si no nos atendemos”.
Granados está entre la gran mayoría de latinos en Estados Unidos que cuentan los días para hacer ver la condición que provoca que ella y su hija de 11 años se sientan aisladas y ansiosas.
La Ley del Cuidado de Salud y la posible expansión de Medicaidl están a punto de hacer que eso sea una posibilidad.
“Muchas personas de bajos recursos podrán obtener la atención que necesitan”, dijo la doctora Susan Mandel, psicóloga y presidente de Pacific Clinics, organización sin fines de lucro que brinda servicios de salud mental a latinos y otras comunidades de escasos recursos en el área de Los Ángeles.
“Nosotros (los profesionales de salud mental) luchamos para asegurarnos que las personas cuenten con los mismos beneficios que aquellos con otras enfermedades como la diabetes y la hipertensión, para que puedan tener un ‘plato lleno’ de cobertura”, agregó Mandel.
La ley conocida como Obamacare incluye la posibilidad de la expansión de Medicaid que ayudaría a cubrir estos gastos para personas de bajos recursos en el estado.
La expansión de Medicaid permitiría a las personas con ingresos de hasta 138% del nivel federal de pobreza, o unos $31,809 para una familia de cuatro, obtener la cobertura anual. Dicha expansión también incluye la restauración de la mayoría de servicios dentales, la reactivación de beneficios completos de nutrición, mejoramiento de salud mental y servicios contra el abuso de sustancias.
También permitirá la extensión de la cobertura para jóvenes que viven en hogares de crianza hasta que la ley entre en pleno vigor en enero del 2014.
Sin embargo, los expertos en salud dicen que no hay que perder tiempo cuando se trata de una enfermedad mental, una condición que afecta alrededor del 25% de los adultos en este país, muchos de los cuales sufren en silencio.
Una cantidad de latinos no son diagnosticados, ya sea porque ni siquiera saben que existe ayuda disponible o por el estigma que se asocia a menudo con esta enfermedad.
“La enfermedad mental no es un castigo de Dios. No es su culpa”, dijo la Dra. Mandel. “Un trastorno depresivo es lo mismo que la diabetes y la hipertensión. La gente debe atender tanto su mente como su cuerpo”.
Para cumplir con la nueva ley, la Administración del presidente Obama ha tomado una serie de medidas para crear más conciencia y mejorar el acceso a la atención mental para personas como Granados y su hija. También apoya iniciativas para ayudar a los profesores a reconocer alumnos que muestren señales de enfermedades mentales, que con frecuencia no se detectan en casa.
“A veces, me siento tan involucrada en mi condición que no puedo ver lo que está sucediendo a mi alrededor”, dijo Juana Granados mientras hablaba sobre su hija, Nadezhda. “Me estaba faltando el respeto al gritarme, pero pensé que era sólo parte de su crecimiento”.
No fue hasta que Juana visitó la escuela de su hija, que se percató de que la niña se mostraba distraída y aislada en clase. También se enteró que ni siquiera había entregado las tareas en casi una semana —un comportamiento muy distinto a lo normal para la pequeña.
“Sus calificaciones se fueron hasta el suelo de una semana a otra”, señaló. “Los maestros pensaban que algo estaba pasando en casa, pero yo les dije que todo estaba bien”.
Pero en casa, Juana sufría de tristeza, ansiedad, culpa, sentimientos de inutilidad, miedo, inquietud, pérdida de interés en su apariencia y un dolor emocional que ‘curaba’ comiendo una caja de chocolates y 18 piezas de pan dulce diarios. Juana cuenta que subió casi 40 libras en tres semanas.
“Pensé que el doctor estaba bromeando cuando dijo que yo sufría de depresión”, dijo. “Pensé que la depresión solo le pasaba a personas que no quieren vivir”.
Juana sabe poco sobre la Ley del Cuidado de Salud Asequible. Ella sólo espera que llegue el día en que encuentre una clínica donde le puedan ayudará a manejar su depresión, mientras que su hija recibe terapia en la escuela, para que vuelvan a llevar la vida plena que antes disfrutaban.
“Mi compañero de trabajo me insultaba y me menospreciaba”, dijo.
“Me enteré de que mi hija también había sido víctima de ‘bullying’ en la escuela. A mí me hicieron un tipo de ‘bully’ en el trabajo y mírame ahora. No quiero que mi hija pase por algo como esto”.