La Cámara Baja del ‘casi se pudo’

El zafarrancho presupuestario en víspera de año electoral reafirma lo ya sabido sobre el Congreso: la politiquería electorera define cada movimiento para apelar a las bases y dar la percepción de que se está haciendo algo cuando en realidad no se está haciendo nada. Los legisladores que no legislan.

La Cámara Baja, por ejemplo, aprobó durante el fin de semana una medida presupuestaria para mantener al gobierno operando, que retrasa por un año la implementación del Obamacare que los republicanos han intentado repetidamente dejar sin fondos.

Mientras arde la batalla presupuestaria, el tema migratorio sigue tratando de asomar el rostro en circunstancias similares. En el caso de la inmigración, esa guerra interna se da entre una mayoría empeñada en no hacer nada que conceda una vía a la ciudadanía para millones de indocumentados; otros que sólo desean una vía a la legalización pero que no conceda una vía especial, sino que los indocumentados aspiren a la ciudadanía con base en mecanismos existentes (aunque en la práctica no existan); y otros (los menos) que entienden los beneficios económicos, humanitarios y políticos de una reforma con vía a la ciudadanía.

A pesar de las constantes evidencias de cómo la renuencia republicana a abordar la reforma migratoria con vía a la ciudadanía ha lastimado al partido electoralmente, los republicanos permanecen inamovibles.

Aparentemente, sin embargo, estarían próximos a presentar el único proyecto de ley (de cinco aprobados hasta el momento en dos comités camerales) que concedería una vía a la ciudadanía, pero sólo para jóvenes indocumentados o Soñadores, dejando fuera al resto de los indocumentados. Abre, no obstante, la posibilidad, en caso de ser aprobado, de sentarse a negociar con el Senado que el 27 de junio aprobó una reforma amplia con vía a la ciudadanía.

De otra parte, están los demócratas que ante la intransigencia republicana de negarse a debatir el plan del Senado y no producir un proyecto con vía a la ciudadanía, están próximos a presentar un proyecto de ley con los mismos lineamientos del Senado, pero con lenguaje diferente sobre seguridad fronteriza. ¿Avanzará este proyecto?

La estrategia obviamente es evitar que el tema muera, poniendo sobre la mesa una medida que pueda movilizar el proceso y permitir una negociación con los republicanos.

Con todo, los demócratas de la Cámara Baja tienen que tomar nota. Ciertamente el récord migratorio del Partido Republicano es tan nefasto y su imagen ante el votante latino está tan dañada, que los demócratas podrían pensar que no tienen que mover un dedo y que si la reforma no progresa, toda la culpa recaerá sobre los republicanos.

Pero un reciente sondeo de Latino Decisions encontró que ambos partidos tienen algo que perder ante los votantes latinos si la reforma no se concreta. Según el sondeo, 48% de los encuestados indicó que los dos tendrán la culpa si la reforma no progresa.

Y hay fatiga, pero la presión no cesa. Este 5 de octubre hay más de 120 eventos en 38 estados y el 8 de octubre miles convergerán en Washington exigiendo un voto de un plan de reforma con vía a la ciudadanía en la Cámara de Representantes. En la Cámara Baja del “casi se pudo” cualquier cosa puede suceder.

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