El tribunal de la suprema ignorancia

Cuando vi en la televisión el dictamen del Tribunal Constitucional (TC) de la República Dominicana, referente a la decisión de negar ciudadanía a los hijos de inmigrantes nacidos en territorio quisqueyano recordé las palabras escritas por José Saramago, en las que dice: “Las sociedades son apáticas y ni siquiera la evidencia de los hechos las conmueve o las mueve. Si no hay resistencia, se puede llevar a las sociedades a donde quiera”.

Me pregunto si los miembros del panel del que se compone dicha corte han medido las implicaciones de tal desacierto inhumano. Personalmente creo que la sociedad dominicana debe de exigir una rectificación en dicho fallo (recordemos que en los Estados Unidos, viven unos 14 millones de personas indocumentadas, un gran porcentaje de ellos de origen dominicano, los cuales están luchando por ganar un camino a la ciudadanía) ¿Qué tipo de mensaje le envía el TC a los ultra conservadores antinmigrantes de los Estados Unidos?

Individuos a quienes no les importa ni la salud ni las condiciones económicas de su propio pueblo; mucho menos la suerte y amarguras de esos 14 millones de seres humanos. ¿Acaso el artículo 15 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (de la cual la República Dominicana es firmante), no tiene valor alguno en dicho lugar de “justicia’? Cito dicha declaración, “toda persona tiene derecho a una nacionalidad. 2. A nadie se le privará arbitrariamente de su nacionalidad, ni del derecho de cambiar su nacionalidad”.

En el caso de los haitianos nacidos en la la República Dominicana, la decisión de desnacionalizarlos o negarle la nacionalidad con carácter retroactivo hasta el año de 1929, no puede ser cosa más indignante, perversa y discriminatoria. ¿En qué cabeza cabe castigar a los descendientes de todos inmigrantes que por una u otra razón jamás tuvieron acceso a los documentos que regularizaba el estatus en el país de quisqueyano?

Me pregunto, ¿por qué dicha “corte” no se pronuncia en contra de las invasiones corporativas de las grandes corporaciones internacionales como la Barrick Gold (empresa que goza de todos los privilegios e impunidad por encima de las mismas necesidades del país? ¿Por qué dicha Corte Suprema no investiga y falla en relación hambre y las de malformaciones genéticas en la población dominicana producidas por la contaminación y la basura tóxica llevadas al país por los mismos de siempre?

El pueblo dominicano, no deber de ser ciego y mucho menos cómplice de tamaña injusticia. La injusticia tiene el mismo color y carácter de vileza en todas partes, sacando a los haitianos y quitándoles la nacionalidad, no se lavará de la sangre los genes ancestrales de la población dominicana, mucho menos hará desaparecer por el capricho y contubernio de un martillazo el desempleo, la falta de energía eléctrica, el encarecimiento del pollo y las demás etcéteras subsiguiente.

Los enemigos de los pueblos no son los seres humanos que buscando dignidad y vida en un trozo de pan. Estos tienen que huir de sus respectivos países a costa de perderlo todo. Pero quienes manipulan el hambre y la verdad, son los verdaderos enemigos.

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