Organizaciones latinas sin fines de lucro enfrentan crisis

La falta de fondos y las nuevas políticas hacen casi imposible que sobrevivan.

En la actualidad, las personas mayores son más sanas y activas de lo que eran las generaciones anteriores.

En la actualidad, las personas mayores son más sanas y activas de lo que eran las generaciones anteriores. Crédito: AP

Las organizaciones sin fines de lucro han sido por décadas una gran ayuda para la comunidad latina, a la que ofrecen desde servicios de salud hasta programas después de la escuela y ayuda legal. Sin embargo, el sector está atravesando por un alarmante debilitamiento que amenaza su futuro.

“Desafortunadamente el avance que hemos logrado en generaciones previas se ha disipado en los últimos 12 años”, indica José Calderón, director ejecutivo de la Federación Hispana, que representa alrededor de 60 de estas organizaciones en la ciudad.

Según Calderón, la crisis económica y la política de la Administración del alcalde Michael Bloomberg han perjudicado a estas organizaciones comunitarias. “Se ha visto un enfoque real en apoyar las grandes organizaciones no lucrativas, en muchos casos sin base comunitaria”, expresó.

Nueva York cuenta con 40,000 organizaciones no lucrativas, las cuales emplean a más de 490,000 personas, o el 15% de la fuerza laboral no gubernamental de la Ciudad. Alrededor de 2,500 de estas hacen negocios con la ciudad.

Muchas subsisten con donaciones privadas, pero las latinas dependen mayoritariamente de fondos públicos. “La filantropía es ajena a nuestra comunidad”, lamentó Calderón. Las fundaciones filantrópicas dan menos de 2% a instituciones latinas “y eso es trágico”, agregó.

Ante la casi imposibilidad de recaudar capital privado, Calderón se queja de que las reglas para obtener fondos públicos impuestas por la actual administración son “injustas”, y han resultado en menos fondos y contratos para las organizaciones latinas.

Parte de los requisitos para recibir fondos de la ciudad es el tener capital disponible. También, los fondos son otorgados por medio de reembolsos, lo que significa que la organización debe pagar por adelantado antes de recibir la compensación, que muchas veces llega tarde. Eso pone en gran desventaja a las organizaciones latinas, que representan al grupo más pobre en la ciudad según las más recientes cifras del Censo.

“Las organizaciones latinas no tienen a banqueros en sus juntas directivas o el apoyo de fundaciones”, dice Moisés Pérez, fundador y exCEO de Alianza Dominicana.

Una de las instituciones sin fines de lucro latinas más grandes de la ciudad, el Institute for the Puerto Rican Hispanic Elderly, Inc, fundado en 1978, perdió recientemente el contrato con la Ciudad de uno de sus centros, el Leonard Covello de El Barrio, después que su directora, Suleika Cabrera lo fundara y administrara por dos décadas.

El contrato otorgado por el Departamento para Personas Mayores (DFTA) pasó a manos de Carter Burden Center for the Aging, en el Upper East Side. Esta agencia, cuyo presupuesto proviene mayormente de contribuciones privadas, cuenta con sólido vínculo con la elite de la ciudad.

Las organizaciones sin fines de lucro latinas se establecieron fuertemente durante la “guerra contra la pobreza” del presidente Lyndon Johnson en los años 60. “Había necesidad de servir a la población puertorriqueña”, recuerda Carmen Cruz, expresidenta de la junta de directores del Puerto Rican Traveling Theater, y más recientemente exdirectora del centro de envejecientes Leonard Covello.

Cuando el dinero federal escaseó, muchos buscaron fondos del gobierno local. Según Cruz, la crisis en el sector comenzó durante las administraciones de los alcaldes Ed Koch y Rudolph Giuliani, que iniciaron significativos recortes de fondos. Sin embargo, todos los entrevistados coinciden que la política del actual alcalde fue lo que acabó de “estrangular” al sector.

La mayoría de estas pequeñas instituciones obtienen gran parte de sus fondos como contratistas de agencias de la ciudad. En el proceso de Solicitud de Propuestas (RFP), organizaciones no lucrativas tienen que competir por una lista limitada de contratos públicos.

En esa carrera, los grupos latinos parten en desventaja con organizaciones más grandes. “En nuestras agencias estamos cortos de personal, hay insuficientes recursos, y tienes al director ejecutivo siendo el escritor de las propuestas y la persona a cargo del desarrollo de programas”, explicó Calderón. “Es difícil competir con organizaciones que cuentan con 10 directores de desarrollo y folletos de lujo”.

Cruz explicó que el centro Covello servía a unas 175 personas a diario con un personal de sólo siete personas. “Yo dirigí un centro de envejecientes por ocho años, sin recibir aumento alguno”, agregó.

Además, Calderón se queja de que la junta que evalúa las propuestas no tiene ninguna conexión con las comunidades a las que sirven estas organizaciones.

La comisionada del Departamento de Desarrollo de la Juventud y la Comunidad (DYCD), Jeanne B. Mullgrav, dijo mediante un comunicado que, a la hora de evaluar las propuestas, su agencia “utiliza una amplia variedad tanto de administradores de contratos como de programas dentro de la agencia, así como lectores de fuera, con énfasis en seleccionar lectores que estén familiarizados con el programa y el alcance del trabajo que estamos buscando”.

Mullgrav también dijo que la distribución de contratos se hace de acorde a los datos que tiene la ciudad para identificar los grupos y sectores con más necesidad de recursos.

Otro método de financiamiento público son los fondos que distribuye el Concejo Municipal, conocidos como fondos discrecionales.

Cada concejal recibe un monto específico a discreción de la presidencia del Concejo, el cual se distribuye a organizaciones de sus distritos que hayan sometido solicitudes. También en el Concejo existen varios comités con fondos adicionales para financiar diversos programas sociales.

Sin embargo, un reporte en 2012 de la organización Citizens Union encontró que el proceso está fuertemente politizado, y en muchos casos beneficia menos a los distritos más pobres.

El reporte muestra que el concejal con más fondos combinados para distribución recibidos en 2012 fue Domenic Recchia hijo, con $12,532,564 para su distrito 47 de Brooklyn, en su mayoría de clase media.

Por otro lado, el dinero otorgado al novato concejal Fernando Cabrera no llega ni a la mitad de los de Recchia, o $3,812,651, a pesar que éste representa uno de las áreas más pobres de la ciudad: el Distrito 14 en El Bronx.

Para hacerle frente a las críticas de falta de fondos en el sector, en 2009 la Administración Bloomberg anunció que duplicaría los fondos de donación retornables (RGF), préstamos sin intereses, para que las organizaciones puedan abordar costos administrativos.

También amplió las circunstancias en que las organizaciones puedan tener acceso a los fondos.

Por su lado, en su rol de filántropo, en 2011 el alcalde donó cerca de $311 millones de su propio dinero a 1,185 de estas organizaciones.

Liderazgo

Según el politólogo Angelo Falcón, la “dependencia excesiva” de este sector al gobierno local ha tenido un “efecto perjudicial”, causando la pérdida del “tan necesitado activismo independiente” en la comunidad.

“Antes el dinero no provenía de la Municipalidad”, señaló el presidente del Instituto de Política Latina (NiLP). El gobierno federal era el mayor recurso de este sector, el cual daba cierta independencia del liderazgo local.

De hecho, el New York Times reportó que en 2008 el alcalde Bloomberg presionó a organizaciones sin fines de lucro financiadas por su administración para que abogaran por su propuesta de extender el límite de mandato a tres términos.

Un reciente reporte del NiLP también señala que la falta de representación latina en la fuerza laboral del gobierno municipal es otro gran factor negativo, especialmente a la hora de decidir la distribución de recursos.

Además, “hay falta de liderazgo político”, dijo Falcón, señalado que a pesar de que la mayoría en el Concejo son afroamericanos y latinos, “ellos no trabajan en conjunto” para empujar la agenda latina o de personas de color. Un ejemplo de ello es la división de respaldos que el liderazgo latino dio a varios candidatos para alcalde antes de las elecciones primarias.

Las organizaciones sin fines de lucro son por lo general instituciones no gubernamentales con una finalidad social y/o caritativa. Estas se financian por medio de donaciones privadas, fondos del gobierno entre otras.

Cuando estas organizaciones pierden fondos, se reducen o eliminan programas esenciales como:

• Actividades después de la escuela para niños, almuerzo para las personas mayores, servicios para víctimas de violencia, o ayuda con disputas con caseros. Estos eran algunos de los programas ofrecidos por el Washington Heights Inwood Coalition, que cerró sus puertas después de 30 años.

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