Boston preparado para fiesta de locura

El dominicano David Ortiz ha sido la bujía que ha encendido el motor de Boston.

El dominicano David Ortiz ha sido la bujía que ha encendido el motor de Boston. Crédito: ap

BOSTON/ap — La última vez que los Medias Rojas de Boston festejaron en casa la conquista de un campeonato de la Serie Mundial, en 1918, Babe Ruth aún formaba parte del equipo como lanzador y los juegos se disputaban por las tardes.

Noventa y cinco años después de ese 11 de septiembre, David Ortiz y los Medias Rojas dispondrán de la oportunidad de sentenciar el título en el vetusto Fenway Park al enfrentar a unos Cardenales de San Luis curtidos, acostumbrados a sobrevivir cuando tienen la soga en el cuello.

Boston va por su tercer título en la última década, pero los dos anteriores previos se concretaron tras barridas en San Luis (2004) y Colorado (2007).

Una victoria hoy en Fenway Park promete desatar un pandemonio absoluto.

“Ganar en nuestra casa será algo, sin lugar a duda, fuera de límite”, dijo el dominicano Ortiz, quien prácticamente se ha cargado encima el ataque de Boston.

Apenas fue sacado out dos veces en la tanda de tres juegos en San Luis, dejando su promedio individual en .733 y cuenta con un tercio de los 33 hits de los Medias Rojas. El porcentaje colectivo del equipo es de .205.

Pero Ortiz no se fía con la ventaja.

“Cuando te pones 3-2, la presión es más fuerte… y ahora nos vamos a enfrentar al ‘come gente’ de ellos”, advirtió.

Ese ‘come gente’ es el novato sensación Michael Wacha, el jugador más valioso en la serie final de la Liga Nacional y que tiene foja de 4-0 y 1.00 en efectividad durante este octubre. Wacha fue el ganador del segundo partido.

Voltear un 3-2 en contra en una Serie Mundial para proclamarse campeón tampoco es que sea algo extraño para los Cardenales. Fue lo que precisamente hicieron hace dos años ante los Rangers de Texas, pero las últimas dos victorias fueron como locales. También exhiben marca de 8-1 en juegos de vida o muerte en las últimas tres postemporadas.

“Sería legendario ir a Boston y ganar dos juegos”, declaró el pitcher de los Cardenales Adam Wainwright.

El problema de los Cardenales es que no están bateando. Apenas han fabricado tres carreras desde que ganaron 5-4 el tercer juego, el primero en la historia del Clásico de Otoño que se definió con una jugada de obstrucción.

Promedian 2.6 carreras en la serie, con promedio colectivo de .218. y han anotado tres o menos veces en nueve de sus 16 juegos de postemporada.

“No es que no estemos tratando”, dijo el jardinero puertorriqueño Carlos Beltrán. “Lo que pasa es que los lanzadores del otro equipos han estado muy fuertes. Están ejecutando sus pitcheos y hay que darles el crédito”.

Beltrán, quien con promedio de .308 es una de las excepciones dentro del bajón ofensivo, considera que los Cardenales están en condiciones de reaccionar para forzar un séptimo juego el jueves, la Noche de Brujas.

“No nos intimida. Haber ganado el segundo nos dice qué podemos hacer. Todo pasa por encontrar la manera de ganar el sexto y llevar la serie a un séptimo”, afirmó Beltrán.

John Lackey será el abridor de los Medias Rojas. Se trata del mismo Lackey, que hace 11 años atrás con los Angelinos se convirtió en el primer novato en ganar un séptimo juego del clásico desde 1909.

Boston está a un paso de lograr ser el primer equipo desde los Mellizos de Minnesota en 1991 que salen del sótano de su división para ganar el campeonato de la Serie Mundial.

Ahora vienen con el impulso de haber ganado dos de tres en el estadio de la Nacional, pese a no que contaron con el bateador designado. Ahora, Ortiz volverá a esa tarea y Mike Napoli defenderá la primera base.

Ortiz ha remolcado seis carreras y ha logrado embasarse en 14 de sus 19 apariciones el bate en esta serie. Su promedio de .476 en tres ediciones es el más alto entre jugadores con por lo menos 50 apariciones al plato.

“Lo mío es ganar”, dijo Ortiz, campeón en 2004 y 2007. “Luego que me retire podré tener tiempo para revisar las cosas individuales”.

Más allá de “Big Papi”, los otros baluartes de los Medias Rojas han sido las dos magistrales aperturas de Jon Lester y el sello de garantía que aporta el cerrador Koji Uehara. “Es nuestro Mariano Rivera”, comentó el coach de pitcheo Juan Nieves sobre el japonés, que lleva siete salvados esta postemporada.

Una victoria más. Es todo lo que necesitan los Medias Rojas: “Nuestros fanáticos viven el béisbol con mucha pasión… nos espera una noche de alboroto total”.

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