Cindy Frías vuela alto en la Fuerza Aérea

La dominicana Cindy Frías ingresó a la Fuerza Aérea hace tres años.

La dominicana Cindy Frías ingresó a la Fuerza Aérea hace tres años. Crédito: cortesia

Nueva York — Desde pequeña, Cindy Frías soñaba con viajar por el mundo y volver a casa, en el Alto Manhattan, para narrar a su familia su aventura y nuevos conocimientos. Ansiosa por recorrer los países que observaba en mapas y libros, la joven dominicana se enlistó a los 21 años en la Fuerza Aérea, pese al descontento de su madre.

Decidida a afrontar los desafíos y asumir la más ruda disciplina, Cindy, de 24 años, logró su anhelo al convertirse en Aerotécnico de Primera Clase. La experta pertenece al Escuadrón 52 de Mantenimiento de Aeronaves, con base en Alemania.

El país europeo es sólo una escala en su historial de viajes. Tailandia y Corea son parte de las diversas naciones que Cindy ha conocido en tres años de servicio. Pero vivir su sueño no la aleja de sus raíces. Aunque es una conocedora de la cocina internacional, la especialista añora degustar el mofongo durante sus prolongadas ausencias.

¿Cómo describes tu labor diaria en el mantenimiento de aeronaves? ¿Cuál es el grado de dificultad?

La vida de nuestros pilotos depende de una aeronave en condiciones óptimas. En mis manos radica esa gran responsabilidad. Mi concentración es absoluta, no permito que la rutina me lleve a subestimar una revisión minuciosa y precisa.

Mi labor es fundamental para lograr que las misiones se efectúen sin incidentes y efectivamente. Soy responsable de las fases de inspección y verificación de aeronaves. Se trata de un proceso que exige apego a los protocolos de seguridad. Nos entrenan para ello.

Suena complicado, pero la realidad es más sencilla. Si tenemos pasión por lo que hacemos, el esfuerzo y la determinación se convierten en el medio más fácil para encarar cualquier obstáculo. La educación y el apego a las reglas son fundamentales.

¿La disciplina en la Fuerza Aérea también determina su vida personal?

Definitivamente. La disciplina me ha forjado un carácter decidido y fuerte. El uniforme no es sólo tela, lo llevo en el corazón. Mis padres, inmigrantes dominicanos, me enseñaron a llevar mi vida con honor y honestidad, pilares que la Fuerza Armada reforzó en mi educación.

¿Cómo logra controlar sus emociones, al estar lejos de sus padres y hermanos, para que no influyan en la calidad de su trabajo?

Entiendo la magnitud de mi responsabilidad. Nos entrenan para tener concentración absoluta en las fases de inspección. Pero servir como aerotécnico no me convierte en menos humana. Extraño a mis padres y hermanos y procuro visitarlos en la menor oportunidad, aunque hay fechas especiales que las paso sola, como los cumpleaños. Es parte del sacrificio para lograr mis sueños. Mi meta es hacer una carrera brillante en la Fuerza Armada y trabajo duro para conseguirlo.

Para los latinos la familia es importante, pero tengo una responsabilidad con mi país y estoy orgullosa de ello.

¿Qué extraña más al estar lejos de casa?

La comida de mi mamá, yo siempre le digo que me hacen falta sus guisos. El mofongo es el plato que más echo de menos.

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