El peso del voto latino

propósito de las elecciones de la semana pasada, la encuestadora Gallup anunciaba que los latinos y asiáticos en los Estados Unidos tienden a estar inscritos para votar en porcentajes mucho menores que los de los blancos y negros no hispanos. Según su encuesta, solo el 51% de los hispanos en este país está registrados para votar y pueden participar en el proceso electoral; las cifras son 60% para asiáticos, 81% para negros y 85% para blancos.

Aunque Gallup no tomó en cuenta si sus encuestados eran ciudadanos de los EEUU o siquiera residentes permanentes, dedujo que el factor principal que determina si un hispano se inscribe para votar o no es si nació aquí o en el extranjero.

Esas conclusiones, por simplistas que suenen, nos dan pauta para observar que lo más importante que puede hacer un inmigrante cuando obtiene la ciudadanía de los EEUU es inscribirse para votar. Pero entendemos que la mayor dificultad que enfrentan muchos inmigrantes hispanos para participar en el proceso electoral es precisamente la de obtener la ciudadanía.

Según el Pew Hispanic Center, hasta dos terceras partes de los inmigrantes de origen mexicano que califican para la ciudadanía deciden no obtenerla y optan por el estatus de residente permanente. Las razones más citadas son la dificultad de aprender inglés y el alto costo del proceso en sí.

Es necesario incrementar esfuerzos para que todos los residentes legales puedan lograr la ciudadanía. La participación plena del voto latino nunca ha sido tan importante como ahora, cuando un proyecto de reforma migratoria languidece en la Cámara de Representantes.

Solo hay que recordar que todos los escaños de la Cámara Baja están en juego en las elecciones de 2014. El voto latino podría —y debería— tener un papel crucial en esos comicios.

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