Lo que aprendimos de Nueva Jersey y Virginia

Las elecciones para gobernador de Nueva Jersey y de Virginia ofrecen una lección para el Partido Republicano sobre la inmigración y el alcance hacia los electores Latinos. Por un lado, el Gobernador Christie ganó fácilmente la reelección con más del 60% de los votos, y con el 51% de los electores latinos. Por otra parte, el candidato para gobernador de Virginia, Ken Cuccinelli, perdió la elección y solo recibió 29% del voto latino. Este porcentaje es aún más bajo que el 33% que Mitt Romney recibió en Virginia durante la elección presidencial del 2012. ¿Qué paso?

Primero, Christie se postuló sobre una plataforma proinmigrante. Él apoyó pública la reforma inmigratoria con un camino a la ciudadanía. Hizo un llamado al Presidente y al Congreso a que actúen sobre la reforma, y habló sobre la necesidad de hacer que el sistema inmigratorio sea justo. Hace unas semanas él revirtió su postura y salió a favor de la matricula estatal para jóvenes indocumentados. También dirigió una campaña que invirtió fuertemente en alcanzar a los electores Latinos. Su campaña dedicó $1 millón en televisión, radio, y correo directo en español. También recibió el respaldo del grupo Latino Leadership Alliance of New Jersey, un grupo de líderes cívicos y empresariales. En 2009 el candidato Christie perdió entre los latinos por un margen de 65%—32% contra el Gobernador Jon Corzine.

Y mientras es cierto que Christie no efavorece otros asuntos de importancia a la comunidad Latina. Él vetó un aumento del salario mínimo y cortó el crédito tributario por ingresos salariales. Por lo que su victoria demuestra que si los republicanos se sitúan en el lado correcto de la inmigración, pueden ser competitivos con este grupo.

Por el otro lado, en Virgiania, Ken Cuccinelli dirigió una campaña completamente diferente. Su récord en contra de la inmigración es largo y preocupante: él no apoya la reforma inmigratoria con un camino a la ciudadanía; abogó para enmendar la constitución para negar la ciudadanía a los hijos de inmigrantes; empujó a Virginia a promulgar políticas de inmigración como las de Arizona, y apoyó la ejecución local de leyes de inmigración. También apoyó el uso exclusivo del inglés en lugares de trabajo. Y el requerimiento de identificación para votar lo que hace que sea más difícil que las personas de color, los ciudadanos de mayor edad, y los pobres puedan votar. Tampoco invirtió esfuerzos para llegar a la comunidad Latina. Hasta su personal a cargo del alcance a los latinos admitió que los recursos no estaban disponibles para atraer al segmento de electores que más rápido en Virginia.

Es por esto que la lección del martes pasado queda clara: los latinos podrían apoyar a un candidato republicano pero solo si este apoya las políticas que los latinos necesitan. Vale la pena repetir que la reforma inmigratoria es una cuestión primordial para esta comunidad. 53% de los electores latinos en Virginia dijeron que la inmigración era uno de sus dos temas más importantes. Sin embargo, en vez de aprender la lección, es decepcionante que personas como Mario Diaz Balart (R-FL) y Rep. Kevin McCarthy (R-CA) están declarando que la reforma inmigratoria no pasara este año. Obviamente los electores Latinos, y el público estadounidense, necesitan una reforma lo más antes posible. Esto es un mensaje y claro que todos los líderes políticos deberían aprender.

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