Exconvicto por asesinato en NYC guía a otros con Exodus

Raúl Burgos, quien realizó estudios bíblicos mientras estuvo encarcelado, busca evitar que otros cometan los mismos crímenes

Raúl Burgos, un exconvicto involucrado en el homicidio de una persona en 1996, se dedica a ayudar a otros exconfinados para que puedan reinsertarse en la sociedad.

Raúl Burgos, un exconvicto involucrado en el homicidio de una persona en 1996, se dedica a ayudar a otros exconfinados para que puedan reinsertarse en la sociedad. Crédito: EDLP / Humberto Arellano

NUEVA YORK – Raúl Burgos es un exconvicto por asesinato, que luego de pasar 20 años en la cárcel recobró su libertad hace seis meses, arrepentido de su crimen y decidido a ayudar a otros.

En 1996, Burgos —entonces de 17 años— fue encontrado culpable por homicidio en segundo grado por haber estado en una pelea en la que un hombre fue asesinado y otros dos resultaron heridos.

Burgos asegura que él sólo apretó el gatillo que hirió a una de las víctimas, pero fue condenado por su participación en el crimen.

Desde que salió de la cárcel de Woodbourne, en Upstate New York, trabaja como mentor en Exodus, una organización dedicada a ayudar a exconfinados a reinsertarse en la comunidad.

Burgos supo de esta organización cuando su director ejecutivo, Julio Medina, asistió en las instalaciones del presidio a una graduación de la Escuela de Teología de Nueva York, en la que Burgos realizó sus estudios bíblicos mientras estuvo detenido.

La experiencia de perder la libertad hizo que el hombre se acercara a Dios.

“Oré mucho para que el Señor me mostrara el camino y lo hizo, porque ahora me permite ayudar a otros para que no caigan como caí yo”, reveló.

El hispano se crió en El Bronx, en el seno de una familia puertorriqueña trabajadora y estricta. A los 14 años, sin embargo, tres sucesos cambiaron su vida.

“Mis padres se divorciaron, a mi hermano que andaba vendiendo droga, lo asesinaron, y mi abuela, que era una persona muy importante en mi vida, se murió”, indicó Burgos, quien ahora cuenta con 38 años.

Fue entonces que la vida de Burgos tomó un giro del que ahora se arrepiente. Empezó a tomar alcohol, consumir drogas y se hizo amigo de otros jóvenes que andaban armados.

Con las pistolas que obtenían en el mercado negro, junto a su “ganga” se iba a practicar tiro a lotes vacíos de la zona de Hunts Point, del citado condado.

Aunque tendrá libertad condicional de por vida, el exconvicto encontró un nuevo sentido a su vida. “Tengo una segunda oportunidad para darle algo positivo a mi comunidad y para ayudar a los jóvenes que hoy se encuentran tan perdidos como estaba yo a su edad”, afirmó Burgos, que se ordenará como pastor en la iglesia cristiana Lily of the Valleys, en El Bronx, el próximo mes.

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