El silencio prevalece en aniversario de masacre en Sandy Hook

Las autoridades locales no organizaron ceremonias oficiales y los medios cumplieron su promesa de no abarrotar el pueblo de Newtown

Un altar en el exterior de una residencia en Newtown, Connecticut, en memoria de las 26 víctimas de la matanza en la escuela Sandy Hook.

Un altar en el exterior de una residencia en Newtown, Connecticut, en memoria de las 26 víctimas de la matanza en la escuela Sandy Hook. Crédito: AP / Robert F. Bukaty

Nueva York – Newtown recordó hoy de forma íntima y privada a las 26 víctimas de la matanza de la escuela Sandy Hook, en el primer aniversario de una tragedia que traumatizó a la población, por lo que pidió a la prensa que no visitara sus calles en esta jornada.

Esta pequeña ciudad de 28,000 habitantes del estado de Connecticut logró su objetivo de pasar esta fecha fuera de las miradas exteriores e intentar seguir recuperando la normalidad rota hace un año.

El 14 de diciembre de 2012, Adam Lanza, de 20 años, mató a tiros a su madre, Nancy, en la casa en la que ambos vivían y luego acudió armado a la escuela primaria.

Allí, asesinó a la directora y la psicóloga del centro, y luego entró en dos clases de primer curso, en las que mató a dos maestras, dos ayudantes y 20 niños de 6 y 7 años. Al oír la llegada de la Policía, Lanza se suicidó. Todo ocurrió en apenas cinco minutos.

Hoy, las iglesias de la ciudad tocaron sus campanas 26 veces a la 09.30 local (14.30 GMT), la hora en que comenzó el ataque, y lo mismo ocurrió en el resto del estado, a petición del gobernador Dannel Malloy, quien también ordenó que las banderas se izaran a media asta.

Las autoridades locales no organizaron ceremonias oficiales a fin de evitar revivir el terrible drama y de no atraer a los periodistas, especialmente a las televisoras, que quisieran entrevistar a ciudadanos y familiares de las víctimas.

Por ello, la ceremonia más visible tuvo lugar hoy en la Casa Blanca, donde el presidente Barack Obama, y su esposa, Michelle, guardaron un minuto de silencio, también a las 09.30, tras lo cual prendieron 26 velas en memoria de las víctimas de la escuela.

El tiroteo protagonizó el mensaje presidencial de los sábados, en el que Obama instó a los ciudadanos a lograr un “cambio” social que haga al país “más seguro”.

“Aún no hemos hecho lo suficiente para hacer que nuestras comunidades y nuestro país sean más seguros. Tenemos que hacer más para evitar que las personas peligrosas puedan conseguir un arma tan fácilmente”, afirmó.

“Creo que todavía queda mucho por hacer” sobre el control de armas, señaló Nicole Hockley, en una breve declaración a CNN grabada hace días fuera de la ciudad. Esta mujer perdió en el tiroteo a su hijo Dillon, de seis años, y desde entonces trabaja en una organización creada en Newtown con este objetivo.

El recuerdo de la matanza, que causó conmoción especial porque la corta edad de los niños asesinados, se ha visto enturbiado por el tiroteo que ocurrió este viernes en un instituto de Centennial (Colorado), en el que un joven de 18 años hirió a una joven estudiante y se suicidó.

De hecho, los medios de comunicación, sobre todo las cadenas de televisión, hablan hoy más de Centennial que de Sandy Hook.

La petición expresa que la alcaldesa de Newtown, Patricia Llodra, hizo a la prensa para que no viajara a la ciudad y ayudara al proceso de cicatrización de los habitantes se respetó de forma prácticamente general.

Bruce Shapiro, director del Dart Center de la Universidad de Columbia, que ayuda a los informadores a trabajar en casos dramáticos, explicó que la tragedia de Newtown o la matanza de la universidad Virginia Tech (32 asesinados en 2007) hizo “muy evidente” que la “abrumadora presencia” de los medios es “muy difícil” para las poblaciones locales.

“Newtown acogió a la prensa nacional e internacional el año pasado, pero se le acabó haciendo muy difícil y al final, en una ciudad pequeña, todo acabó por convertirse en un circo”, afirmó Shapiro en declaraciones a Efe.

Este especialista consideró que algunos medios fueron “más cuidadosos” mientras que otros, acuciados por la competitividad de “poner a alguien en pantalla”, llegaron a entrevistar a niños pequeños.

El profesional recordó que en otros lugares donde ha habido tiroteos masivos fuera del país, como el Reino Unido, Australia y Alemania, la prensa se abstuvo de hacer grandes coberturas en los aniversarios.

Por ello, espera que el caso de Newtown genere “una tendencia”, de forma que “se establezcan un estándar y unos perímetros”, al menos entre los medios “serios” frente a los “que explotan” las tragedias en busca de mejores índices de audiencia.

Si bien anticipó que, cuando haya otra matanza u otro tiroteo volverá a haber grandes coberturas, ya que no dejan de ser noticias, Shapiro insistió en que a los medios cada vez les preocupa más “angustiar a los supervivientes e inspirar imitadores”.

El estudioso apuntó también al impacto de estos casos en los propios periodistas, y recordó que su centro estableció un servicio de ayuda psicológica para los informadores (algunos de ellos veteranos en conflictos o hechos trágicos) que acudieron a Newtown hace un año y se vieron abrumados por la dura realidad.

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