Montevideo/EFE Danubio seguía de festejo por la obtención el fin de semana del título del torneo Apertura del fútbol uruguayo, Nacional se lamenta de haberlo dejado escapar al final como agua entre los dedos y Peñarol, el actual campeón de la Liga, se lame las heridas en medio de una de las peores crisis deportivas de su historia.
Los danubianos, con una saludable mezcla de experiencia y juventud que se repite en la directiva, el cuerpo técnico y la plantilla, se quedó en la última jornada y “viviendo desde atrás” como más le gusta a sus seguidores con el campeonato.
“Nos daban por muertos, pero este grupo tiene mucha rebeldía, además de calidad y por eso el título se celebra con mas ganas y tiene mejor sabor”, afirmó el técnico Leonardo Ramos, que en las últimas jornadas llegó a ser cuestionado incluso por una parte de los seguidores del Danubio.
La directiva no dudó y a falta de tres jornadas para terminar el torneo y luego de una derrota dura en casa que ponía incertidumbre sobre el futuro del equipo le ofreció extender su contrato por un año y medio mas.
Esa confianza repercutió en la plantilla, que llegó algo tocada a las últimas jornadas tras algún inesperado traspié, pero se hizo fuerte, recuperó parte de su mejor juego y logró los resultados necesarios para poder alzar la copa.
Con la experimentados defensas Jadson Viera y Pablo Lima, este autor del gol de la victoria por 1-0 frente a Sud América en el último partido a cobro de falta que es su especialidad, y los jóvenes Salvador Ichazo (guardameta), el creativo Ignacio González y el goleador Jonathan Álvez, que proveniente de la Segunda división explotó en el último semestre, como principales figuras Danubio se llevó el título del Apertura por méritos.
Tuvo, sin embargo, una inesperada “ayuda” de Nacional que tenía todo pronto, incluso su estadio colmado de aficionados, para festejar el título o al menos forzar una final pero cayó por 2-1 frente a Fénix, uno de los colistas del campeonato.
Gerardo Pelusso, quien ya ocupó con éxito el cargo de entrenador de Nacional entre 2007 y 2009, es el técnico elegido por el Nacional uruguayo para reemplazar a Rodolfo Arruabarrena, quien renunció después de perder el título del Apertura, confirmó la Comisión Directiva del club tricolor.
Pero si triste fue el final para Nacional, nefasto lo fue para su rival de “todas las horas” el otro grande local y actual campeón de la Liga, Peñarol.
Los aurinegros acumularon seis derrotas en quince partidos para completar la peor campaña en torneos cortos de su historia.
Pese a tener figuras reconocidas como los internacionales Juan Castillo (guardameta), los defensas Darío Rodríguez y Joe Bizera, el “cerebro” Antonio “Tony” Pacheco o el goleador Marcelo Zalayeta, el juego mostrado por el equipo en el último semestre fue muy pobre y los resultados acordes.Por las sucesivas derrotas a mitad del campeonato se tuvo que marchar el entrenador Diego Alonso y fue promovido desde las divisiones juveniles Jorge Goncálvez, un hombre de la casa que fue campeón de la Libertadores en 1987 con Peñarol pero que tampoco pudo enderezar el barco.Lo que mas le duele a los seguidores de Peñarol es que la tradicional entrega, pundonor y sacrificio para dar vuelta la adversidad, marca registrada en el club, ni siquiera apareció en el equipo que ha deambulado por los campos carente de ideas y personalidad.Peñarol jugará desde febrero la Copa Libertadores ingresando directamente a la segunda fase, pero antes deberá mejorar mucho su juego si quiere tener una buena actuación y poder mirar con ilusión el torneo Clausura local. EFEjf/nam
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