Una la ley en espera

Uno de los problemas que quedaron pendientes por resolver este año es la reforma a la ley de inmigración.

Hay muchos políticos, y cada uno de ellos tiene una visión distinta de lo que debe de hacerse con los más de 11 millones de indocumentados que viven en el país. Ya el tema le ha costado caro a republicanos que aspiraron a la presidencia en el 2012.

No es fácil romper este nudo Gordiano que es crucial para los políticos republicanos; particularmente aquellos que tienen aspiraciones presidenciales. La mayoría de los votantes hispanos están convencidos que los demócratas son más flexibles en cuestiones de inmigración.

Por ejemplo, los demócratas están a favor de una reforma migratoria que le abra paso hacia la ciudadanía de este país a aquellos indocumentados que no tengan antecedentes penales, que estén dispuestos a pagar una multa por haber entrado sin papeles, que paguen sus impuestos y que estén dispuestos a ponerse en fila para hacerse ciudadanos. No importa que el proceso dure 13 años, los inmigrantes están dispuestos a esperar.

Sólo un pequeño grupo de activistas le reclaman al presidente por las deportaciones de los últimos años. Muchos prefieren pensar en que él, con una orden ejecutiva, le permitió a los Dreamers quedarse legalmente en este país.

Por el contrario, los republicanos son los que cargan con la culpa de oponerse a un concepto que la mayoría de los estadounidenses respaldan.

Sin embargo los miembros del Tea Party juran que le van a hacer la vida imposible a los congresistas republicanos que respalden una reforma a la ley de inmigración. Ellos no creen que se les debe permitir legalizar su status en este país.

Por eso es difícil que en el 2014 pueda aprobarse un ley de inmigración.

Los republicanos en la Cámara de Representantes tienen miedo llevarle la contraria a los miembros del Tea Party. Y dicho sea de paso, en el país no hay ninguno organización que pueda servir de contrapeso a este grupo de republicanos ultra-conservadores.

Y sin embargo, hay una forma de resolver el probema.

Los miembros del Tea Party y muchos republicanos están preocupados porque si se les da la ciudadanía a los indocumentados estos votarían por candidatos demócratas al hacerse ciudadanos.

Para resolver este problema, los republicanos podrían proponer que los indocumentados puedan quedarse en el país y trabajar legalmente. Lo único es que no se les permitiría hacerse ciudadanos.

Aunque parezca increíble, muchos indocumentados estaría contentos con eso. Una encuesta del Pew Research Hispanic Trends Project muestra que el 55 por ciento de los hispanos estarían satisfechos con poder vivir y trabajar legalmente en este país. La ciudadanía no es de tanta importancia. Menos del 35 por ciento dicen que eso es lo que desean.

Esta opción debe satisfacer a los que se oponen a la amnistía y a la vez ayudaría a millones de indocumentados a vivir y trabajar sin tener que preocuparse que un día los apresan y deportan.

Personalmente yo creo que el gobierno americano debe concederle un paso a la ciudadanía a los inmigrantes indocumentados que hayan cumplidos con las otras leyes del país. Pero si esto no fuera posible estaría contento con tal que el presidente ponga fin a las deportaciones que dividen a tantas familias.

Guimar123@gmail.com

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