El Barrio recibe a los Reyes Magos

Vecinos y voluntarios del jardín comunitario Maggie's Garden se preparan para el evento a celebrarse este próximo lunes

Los Reyes Magos vestirán atuendos confeccionados por María Magdalena Amurrio con cortinas y materiales reciclados.

Los Reyes Magos vestirán atuendos confeccionados por María Magdalena Amurrio con cortinas y materiales reciclados. Crédito: EDLP / Zaira Cortés

Nueva York — Vecinos de East Harlem y voluntarios del jardín comunitario Maggie’s Garden se convertirán en los Reyes Magos de niños necesitados.

Desde su fundación, hace más de dos décadas, la iniciativa alienta la convivencia entre todos los residentes de El Barrio. Su fundadora, la inmigrante boliviana María Magdalena Amurrio (63), logró convertir un terreno abandonado al lado de su edificio en un oasis verde.

Este jardín no sólo es fértil en flores y frutas de temporada; también es el ámbito en que se celebran fiestas comunitarias, gracias a donaciones de vecinos y pequeños negocios.

“Con los recortes en programas sociales y un salario mínimo que no alcanza, ésta es una época difícil para las familias, que aquí comparten lo poco que tienen con personas aún más necesitadas”, dijo Amurrio. “Los verdaderos Reyes Magos son ancianos retirados o trabajadores de restaurantes, escuelas y bodegas”.

“Es un privilegio alegrar el corazón de los niños del vecindario”, apuntó César Cruz, un voluntario que interpretará a Gaspar, uno de los tres Reyes. “Estoy tan contento que me dejé crecer la barba para hacer más real mi papel de rey”.

El hijo de Amurrio, Sergio Ríos (26) —un joven con síndrome de Down— será quien oficie de cicerone de los Reyes, abriéndoles paso por las calles de El Barrio hasta la estrella de Belén, emplazada en el jardín comunitario.

Siguiendo el ejemplo de su madre, Ríos colabora con varias iglesias del área y en diversas actividades sociales. “No todos pueden hacer de Reyes; hay que trabajar duro por las familias del área para ser elegido por los vecinos”, indicó.

Los personajes vestirán atuendos confeccionados por Amurrio con materiales reciclados. Aunque improvisado, el vibrante ropaje no deja de sorprender a los más pequeños.

“Preferimos usar el dinero en dulces y juguetes, por eso recurrimos a las cortinas de nuestros hogares para hacer las túnicas. Es un símbolo de humildad”, explicó Robert Word, un activo colaborador del espacio.

Heidi Feliciano (65) funge como voluntaria del jardín desde los últimos dos años. “No sobra el dinero en casa, pero sí la bondad. Mi mejor regalo de año nuevo es la sonrisa de un niño”.

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