Chita Rivera: “El teatro es lo que me hace feliz”

La inolvidable estrella de 'Chicago' repasa una de las carreras de Broadway más legendarias y exitosas de la historia

Aquí, en una foto de 2009, la actriz presenta este sábado en un show de clásicos de Broadway.

Aquí, en una foto de 2009, la actriz presenta este sábado en un show de clásicos de Broadway. Crédito: AP

Decir Chita Rivera es sinónimo de teatro, musical y Broadway.

Su trabajo en los escenarios no tiene comparación: ha representado clásicos como Guys and Dolls, West Side Story, Bye Bye Birdie, Flower Drum Song, Sweet Charity, Irma La Douce, Zorba, Kiss Me, Kate, Anything Goes, The Rink (por la que ganó su primer premio Tony), Kiss of the Spider Woman (segundo Tony) y Nine.

Pero el musical que la ha definido es Chicago, del que formó parte cuando se estrenó en Broadway en 1975, en el papel de Velma Kelly (que en la versión cinematográfica encarnó Catherine Zeta-Jones), y al que ha regresado en diversas reposiciones, la más reciente hace casi tres años.

Dolores Conchita Figueroa del Rivero, su nombre completo —que celebrará su 81 cumpleaños mañana jueves— nació en la capital del país, de madre italo-escocesa y padre puertorriqueño.

Fue precisamente su madre la que vio en ella posibilidades de artista, inscribiéndola en la escuela de ballet de George Balanchine… y poco después las puertas de Nueva York se abrieron de par en par, dando inicio a una carrera que, desde 1951, no se ha detenido.

Este sábado, Chita Rivera actúa en Northridge, donde rendirá homenaje a sus compositores favoritos —John Kander y Fred Ebb— además de recorrer la musica de Leonard Bernstein y Stephen Sondheim, entre otros.

En una charla con La Opinión, la actriz reveló qué es lo que aún la mantiene entre las grandes de la escena teatral.

Usted es una de las últimas artistas de una generación sin comparación. ¿Qué es lo que las hace tan especiales?

No lo sé… quizás la cantidad. Somos tantas… Supongo que somos únicas porque… no lo sé… no sé como responder a esta pregunta. Somos gente que llegamos en una época donde el trabajo era muy bueno: las obras teatrales fueron todas éxitos. West Side [Story], Chicago, [The Kiss of the] Spider Woman… todos esos shows… el teatro era muy vibrante, como musicales maravillosos.

Somos un grupo de mujeres cualificadas. No sé si la palabra es “únicas”, pero cada una de nosotros sí que diremos que estamos muy contentas de poder seguir haciendo lo que amamos hacer.

Hablando de musicales. Usted ha trabajado con autores como Stephen Sondheim y…

Él no es el único compositor, ¿sabes? Siempre es citado como si fuera el primero. Es maravilloso, pero la mayoría de la gente piensa que es el mejor de todos. Pero todos fueron fenomenales.

A eso me refería: la lista es increíble. ¿Qué había en el estilo de composición de todos ellos que generó tantos clásicos?

Primero de todo, sus trabajos fueron muy inteligentes, humanos. Lidiaban con la experiencia de sanarse emocionalmente, así la gente que escuchaba sus canciones podían identificarse [con la letra]. La música de John Kander [Chicago] y Leonard Bernstein [West Side Story] te lleva a lugares mágicos, alimentan tu imaginación y te hacen formar parte de otro universo. Y los letristas eran brillantes, porque las historias eran relevantes a lo que la gente desearía ser o alcanzar. Podían escribir comedia, humor, pasión, todo de forma brillante.

Cuando actúa frente a la audiencia, ¿qué es lo que la hace conectar con la audiencia? Porque no sólo debe ser la música…

Es muy simple: primero, una debe ser muy afortunada y bendecida. Y después, hay que amar lo que una hace. Es como un idioma: estás hablando con la audiencia, compartes una historia con ella, y eso te importa. Tiene que importarte. Quizás seas capaz de que el público recupere recuerdos que ha olvidado…

De esa misma forma que usted quizás devuelva recuerdos a la audiencia, ¿tiene usted tiempo mientras actúa de también recuperar los suyos?

Absolutamente. Una tiene una oportunidad de revivir momentos maravillosos de tu vida. Y eso no sucede en muchas profesiones. Es un regalo y una bendición. Es maravilloso poder recordar de repente el estar [en un escenario] con Antonio Banderas [en Nine] o Ricardo Montalbán [en 1955 en Seventh Heaven], Liza [Minnelli en The Rink]…

¿Hubo un momento en el que se dijo a sí misma: ‘esto es lo mío y lo he conseguido’?

No, no, no. Esas son palabras que nunca digo. Cada día es el primer día de mi vida. Los recuerdos son maravillosos, pero cada día te trae lo que serán nuevos recuerdos.

¿Cómo será el viaje musical del sábado?

Tendré números e historias de musicales como West Side Story, Chicago, The Kiss of the Spider Woman, Can Can, The Visit, Sweet Charity… Historias de las películas, de mi vida: comparto mi vida [en el escenario]. Ya no bailo como antes, pero yo no tengo forma de quedarme parada, así que no pararé de moverme [risas]. Es un redescubrimiento de Chita.

Usted empezó en Broadway en los 50. ¿Cómo ha cambiado desde entonces?

Siempre ha pasado por cambios. Ahora no existen muchos musicales originales, lo que me parece muy triste. No he ido mucho al teatro [últimamente]… No existen los coros de baile y canto maravillosos que solíamos tener, hay mucha gente de Hollywood que vienen a Broadway para actuar sólo un puñado de días y hay muchas reposiciones… pero deberían haber más musicales originales americanos. Es algo que hacíamos muy bien y deberíamos continuar haciendo.

Una pregunta imposible: ¿hay una canción favorita para usted, que significa algo especial?

Oh, hay demasiadas y soy demasiado complicada, porque en un minuto quiero [cantar] algo divertido y al siguiente algo que me haga llorar. Pero hay una canción, Mama a Rainbow, que era de un show sobre los Hermanos Marx y la canción es sobre su madre. El compositor me la dio y la encuentro difícil de cantar ahora porque no sólo es maravillosa, sino porque es acerca de las madres. Es sobre mi madre, su belleza… ¿Ves como la pregunta no era imposible? Generalmente no la respondo, pero de repente, ahora mismo, Mama a Rainbow me ha venido a la mente.

Usted podría haber extendido su carrera al cine y a la televisión, pero siempre se ha concentrado en el teatro. ¿Qué es lo que el escenario le da que no lo hace una cámara?

Me gusta la realidad y el entusiasmo que me da el momento, el momento viviente cuando conecto con la audiencia. Es en vivo, orgánico. Nunca será igual al siguiente día, con la misma canción. Eso es lo que me gusta: esa sensación, la participación del público… Soy más feliz haciendo teatro de lo que, creo, hubiera sido haciendo cine. Y a parte de eso, no me gusta verme a mí misma. Me gusta que me vean [risas].

Qué: ‘Chita Rivera — A Legendary Celebration’

Cuándo: sábado a las 8:00 p.m.

Dónde: Valley Performing Arts Center: 18111 Nordhoff St., Northridge

Cómo: boletos de $40 a $65. Más información: http://www.valleyperformingartscenter.org

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