Cuna de Edgar Tamayo ruega a Texas que no lo mate

Residentes de Miacatlán ruegan para que se le conmute la sentencia de pena de muerte al convicto mexicano

Temprano, este martes, decenas de paisanos marcharon por la vida de Edgar Tamayo.

Temprano, este martes, decenas de paisanos marcharon por la vida de Edgar Tamayo. Crédito: EFE / Roberto Sánchez Villegas

MÉXICO – Los paisanos de Edgar Tamayo quieren demostrar hasta el último aliento que son solidarios. Al filo del mediodía de este martes marcharon para clamar justicia en el céntrico estado de Morelos donde hace una semana arrancó una jornada de protestas por el presunto mal proceso jurídico del mexicano condenado a muerte en Texas.

Amigos, parientes y vecinos encabezados por Sergio Arias, alcalde de Miacatlán, el poblado donde nació Tamayo, imploran al gobernador Rick Perry conmutar a cadena perpetua la sentencia de inyección letal programada para las seis de la tarde del 22 de enero.

“Nadie puede tomar la vida de otras personas, solamente Dios”, dijo Arias en la manifestación del pasado fin de semana en Miacatlán previa a la movilización de hoy que se lleva a cabo en Cuernavaca, la capital estatal.

Alrededor de un millar de miacatlenses han caminado durante las últimas horas por diversos puntos de la región, vestidos de blanco, entre gritos de “justicia y libertad” y cánticos con frases tales como “Edgar, amigo, el pueblo está contigo”.

El domingo estuvieron durante 12 horas en una cadena de oraciones, tomados de las manos. Entre una Ave María y otra, los asistentes se expresaron inconformes por las inconsistencias en el proceso legal derivado del asesinato de un policía al que Tamayo habría disparado en estado de ebriedad, después de ser detenido en febrero de 1994.

“El gobierno americano se convertirá en asesino al quitarle la vida”, exclamó a la prensa Lourdes Carnalla, excompañera de aulas de Tamayo -en la infancia- y quien apoyó una clausura simbólica a las principales cadenas trasnacionales estadounidenses en la entidad.

De acuerdo con la sentencia de la Corte Internacional de Justicia del 31 de marzo de 2004, conocida como “Caso Avena”, Estados Unidos violó el derecho de Tamayo -y de 50 mexicanos más– a la notificación y acceso consular. Sin embargo, los gobiernos locales de la Unión Americana no están obligados a acatar el fallo.

En una carta emitida a la Unión de Campesinos y Emigrantes Mexicanos, Tamayo criticó la defensa que dio el gobierno mexicano a su caso, rechazó el apoyo oficial para el funeral y pidió “disculpas a todos los paisanos” si finalmente regresa a su natal Miacatlán “encajonado”.

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