La tarea pendiente de Washington

Obama sube algunos salarios mínimos pero son necesarias más medidas

Las relaciones entre la presidencia y el Congreso

Las relaciones entre la presidencia y el Congreso Crédito: AP

Nueva York– Como respuesta a la fuerte y cerrada oposición conservadora a su agenda, Barack Obama ha tenido que usar su limitada autoridad ejecutiva para empezar a mover alguna de sus prioridades. El presidente anunció en el discurso del Estado de la Unión que subirá el salario mínimo para los contratistas federales hasta $10.10 la hora.

Es un pequeño paso, que afectará a unas 200,000 personas en el largo plazo, y casi simbólico en una agenda económica que se resume en dos objetivos: crecimiento económico y reducción de las ya llamativas desigualdades entre ricos y pobres. Obama repitió anoche algunas de las tareas que ya ha mencionado en el pasado. Subir el salario mínimo a 21 millones de trabajadores, ampliar el seguro de desempleo, financiar y activar programas de preescolar, mejora en las infraestructuras, reforma de inmigración o eliminación de agujeros fiscales para empresas a cambio de una rebaja en la tasa impositiva. Y añadió el compromiso para animar y no discriminar la contratación de los parados de larga duración

Pero la lista, a decir de economistas y grupos de presión que abogan por una acción decisiva contra la desigualdad, tiene más contenidos.

Para empezar y como señala el Instituto Nacional para Políticas Latinas, la financiación de programas discrecionales es inadecuada tras los recortes que comenzaron en 2011 y que han perjudicado a muchos programas de ayudan a familias trabajadoras hispanas. Los recortes llegaron por las presiones para reducir el déficit que en 2013 fue de $560.500 millones comparado con $1.06 billones en 2012.

“Si la tendencia a los recortees continua, al final de la presidencia de Obama la financiación para la lucha contra la pobreza, educación, formación laboral o asistencia a las rentas, estará en un nivel tan bajo como porcentaje del PIB como en 1962”, advierten en este Instituto.

Con respecto a las infraestructuras, se pide un empuje casi histórico para poner en marcha los proyectos de construcción y renovación que generan trabajos y animan la economía. La Sociedad Americana de Ingenieros afirma que hay mucho trabajo dado el deficiente estado de muchas de ellas. Sus cuentas pasan por inversiones de $3.6 billones hasta 2020.

La lista de tareas de Washington para acabar con las desigualdades pasa por una acción decidida para dinamizar los contratos de aprendizaje que crea posibilidades de trabajo, formación y retribución para jóvenes con dificultades para encontrar trabajos en sectores que demandan nuevas destrezas.

Adicionalmente, desde el Centro para el Progreso Americano se sugiere que se apruebe rápidamenteel Family Act, para permitir permisos por maternidad a nivel federal y respiros a los trabajadores con familias. Por lo que se refiere a la creciente deuda estudiantil, las propuestas deben pasar por rebajar los intereses y ayudar a la refinanciación.

En el capítulo de las pensiones, Washington debería contemplar el hecho de que una buena parte de la población no tiene planes de pensiones, entre ellos muy notablemente los latinos, y es primordial que se ayude al ahorro.

En cuanto a política fiscal, lleva años hablándose sin llegar a ningún resultado de contabilizar las altas comisiones de los gestores de inversión como ingresos y no como inversiones que gozan de un tipo impositivo que casi es la mitad del de los salarios cuando en los setenta era de un porcentaje mayor.

Adicionalmente, en 2013, el Congreso rebajó la ley de herencias ahorrando millones a las familias más ricas, algo con dificil cabida en una agenda que busca reducir desigualdades.

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