Cambios sin tristeza

Los padres pueden lograr que la tristeza y el descontrol causado por un cambio familiar, no afecten demasiado a los niños.

Es importante que los pequeños hablen de sus emociones cuando la familia sufre cambios.

Es importante que los pequeños hablen de sus emociones cuando la familia sufre cambios. Crédito: Reforma

Notarse más apáticos, desinteresados en el estudio o que empiecen a tener conflictos con sus compañeros son cambios en el comportamiento que algunos niños muestran cuando una situación familiar los afecta, comenta Kenia Uribe, psicóloga.

“Normalmente les es difícil comunicar o expresar lo que sienten, empiezan a mostrarse muy reservados. Esto depende de cada niño y sí repercute en su rendimiento porque, si tienen conflicto con sus compañeros, su calificación de conducta baja, o si no están atentos a la clase, no traen tareas”, explica.

El divorcio de los papás o la muerte de un familiar cercano son algunas de las situaciones más recurrentes que provocan estos cambios.

“A veces llegan a la escuela angustiados, no quieren separarse de los papás“, menciona.

Otro síntoma es que muestran retrocesos en su proceso de aprendizaje, a lo mejor un niño de primer año que ya estaba escribiendo regresa a que se le dificulta el trazo de las letras.

Estos cambios, aclara, suelen ser temporales, y con apoyo de los padres, maestros y especialistas, pueden retomar sus actividades.

Gabriela Esponda, psicóloga especialista en terapia familiar, explica que la mayoría de niños sufren profundamente el divorcio de sus padres porque pierden su rutina y la estabilidad.

“El divorcio lleva a que se rompa la estabilidad y también las tradiciones familiares, como el Día de la Madre o el Padre, eventos importantes porque les generan raíces y sentimientos de pertenencia a la familia“, indica.

Esponda recomienda evitar cambios en la rutina de los niños.

“Lo ideal es procurar, cuando menos en un año, que no haya cambios, que no dejen las clases de natación, de karate”, dice.

Negociar las calificaciones, añade, es otro aspecto vital.

Cuando estás triste no puedes concentrarte. Por ello, exigirle buenas calificaciones es un poco injusto, pero tampoco puedes dejar que se vaya en picada y empiece a reprobar el año. Tendría que haber una negociación, ‘no te pido ‘A’, pero por favor ‘B’ o un mínimo de ‘C'”, detalla.

También aconseja enseñar a los pequeños a hablar de sus emociones y que los papás recurran a terapia, pues la separación o la muerte de un ser querido implica cambios importantes en sus vidas.

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